El siglo pasado, algunos arqueólogos plantearon la veracidad de que San Pedro estuviera enterrado en la basílica vaticana que lleva su nombre. Con sumo cuidado desmontaron desde el baldaquino de Bernini hasta las sucesivas capas añadidas durante siglos sobre la supuesta tumba del copatrono de ayer. Hasta que apareció una inscripción en griego, petros ení, Pedro está aquí. El mismo respiro recorrió los corros cuando después de tanto navegar sobre las revueltas aguas griegas, oyeron lo de la votación del Parlamento griego y clamaron lo de ya está aquí la aprobación. Que no es la última y definitiva también fue el antídoto suficiente para que las recuperaciones de los índices en Europa y EEUU no fueran exageradas.

Habrían leído el Quijote, que narra un reparto de tierras en las que la conformidad se cerraba con la expresión: "A quién Dios se la dé, San Pedro se la bendiga". El reparto de sacrificios, primero entre griegos, pero también entre sus prestamistas, aún no tiene tantas bendiciones.

Los corros españoles se entonaron tras el dato griego y consolidaron la escalada del Ibex 35 hasta los 10.143 puntos, una ganancia del 2,08%. Igual evolución siguió Wall Street, con la ventaja de que la diferencia horaria permitía mayor relajo. A media sesión, el Dow Jones, había subido un 0,64%.

Todos los grandes valores del Ibex subieron: Santander, 2,14%; BBVA, 2,27%; Iberdrola, 1,15%; Repsol YPF, 3,99%; y Telefónica, 1,79%. Del resto, la principal alza fue para Sacyr, que subió un 4,75%. De momento, que San Pedro bendiga estas alzas.