La anunciada huelga general contra la política económica del Gobierno conservador portugués se celebrará el próximo 24 de noviembre, según decidieron hoy los principales sindicatos lusos, que se han unido para organizar la protesta. Las dos centrales sindicales, la Confederación General de Trabajadores Portugueses (CGTP, comunista) y la Unión General de Trabajadores (UGT, socialista), anunciaron, en actos separados, la fecha de la huelga, que tendrá lugar un año después de la realizada contra las medidas de austeridad del anterior Gobierno socialista. La protesta del año pasado unió, por primera vez en dos décadas, a la CGTP y la UGT en una jornada de paro contra las medidas de austeridad tomadas entonces para combatir una crisis económica que se ha agravado en el último año y ha llevado al actual Ejecutivo, en el poder desde junio, a adoptar políticas aún más duras.

Entonces las centrales cifraron el seguimiento en un 75 por ciento, aunque el Gobierno calculó que sólo el 20 por ciento de los funcionarios estatales se sumó al paro, en las empresas privadas la adhesión fue aún menor y ni siquiera se sintió un descenso del consumo nacional de electricidad.

A la huelga de noviembre próximo están convocados los más de cinco millones y medio de trabajadores activos en Portugal, de los que 1,2 millones están afiliados a alguno de los dos grandes sindicatos. La protesta pretende expresar el rechazo de los trabajadores a las medidas de austeridad incluidas por el Gobierno en su proyecto presupuestario de 2012, con el que espera cumplir los compromisos del rescate financiero de Portugal. Entre otras propuestas muy cuestionadas por los sindicatos figuran la eliminación, en 2012 y 2013, de las dos pagas extras anuales de la mayoría de los funcionarios, el aumento de media hora no retribuida en la jornada laboral de todos los trabajadores, subidas de impuestos salariales y recortes de subsidios sociales.

Los presupuestos del Estado luso para 2012 está previsto que se voten en el Parlamento dos días después de la huelga y tienen su aprobación garantizada por la mayoría absoluta de la coalición conservadora que gobierna Portugal. Para el secretario general de la CGTP, Manuel Carvalho da Silva, la huelga debe reflejar, antes de la votación, el rechazo "a la explotación y el empobrecimiento" del país, para que éste siga siendo "soberano". En rueda de prensa, Carvalho da Silva subrayó hoy que existe "la necesidad imperiosa" de que los trabajadores "luchen por sus derechos, salarios, libertades y por los valores fundamentales de la democracia". Por su parte, el secretario general de UGT, Joao Proença, se refirió a la necesidad de expresar el descontento social ante los drásticos recortes presupuestarios previstos para 2012. Proença anunció que su sindicato se suma activamente a la organización de la huelga, que tiene incluso el apoyo del sector de la central cercano al Partido Social Demócrata (PSD, centroderecha), del primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho.

Además de los sindicatos, la oposición política de izquierdas ha mostrado su total rechazo a los presupuestos de 2012. La patronal lusa tampoco coincide con algunas de sus propuestas y reclama medidas de "estímulo" al crecimiento económico. Incluso el jefe del Estado portugués, Aníbal Cavaco Silva, principal figura del PSD, se mostró hoy contrario a la iniciativa de suprimir pagas extras en el sector público, que consideró "una violación de un principio básico de equidad fiscal". "Temo que podamos estar en el límite de los sacrificios y creo que en el caso de los pensionistas, por ejemplo, podemos haber sobrepasado ya este límite", advirtió el presidente. Las críticas a la política económica de Passos Coelho también centraron buena parte de las consignas lanzadas durante la manifestación del pasado sábado, celebrada en diferentes puntos del país y convocada por el movimiento de los "indignados" a nivel mundial. En las principales ciudades lusas la protesta congregó a decenas de miles de personas que pidieron cambios en los sistemas político y económico.