Alarma roja ante los planes europeos de simular una rebaja del valor de la deuda pública española, que obligaría a los bancos a recapitalizarse y al Estado a aportarles más ayudas millonarias. Los grandes banqueros del país están moviéndose contrarreloj para tratar de frenar el golpe. Y el líder político que cuenta con más opciones de ganar las elecciones, Mariano Rajoy, ya ha atendido la petición que han trasladado las entidades a su partido de que presione al Gobierno para impedirlo.

España corre el riesgo de ser la gran damnificada del proceso de recapitalización forzosa de la banca europea impulsado por Alemania y Francia para subsanar la gran exposición de sus entidades a una deuda de los países rescatados (Portugal, Irlanda y, sobre todo, Grecia) que el mercado entiende que vale menos de lo que reconocen las entidades. El problema es que, según se ha ido filtrando, las autoridades comunitarias también quieren aplicar recortes al valor de la deuda española (se ha hablado de entre el 5% y el 20%) e italiana que tienen los bancos.

"APOYO" DEL LÍDER DEL PP Los detalles se fijarán en la cumbre de este fin de semana. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, llamó el lunes a Rajoy para informarle del orden del día de la reunión y de la posición española. El líder del PP, según dijo ayer, le mostró "todo su apoyo" para lograr que "no haya ningún ajuste en el valor" de la deuda. "Que nadie ponga en tela de juicio que España es un país que puede y va a pagar su deuda", dijo. El Gobierno optó por la prudencia y apun-tó que todo está por decidir.

El clamor de la banca española contra los planes europeos es abrumador y los banqueros lo hacen sentir en público y en privado. Emilio Botín, presidente del Santander y primer financiero de España, lo escenificó ayer, al advertir de que poner en duda de forma generalizada el valor de la deuda pública o de la banca puede provocar una "espiral imparable" de crisis soberanas y bancarias. "Es posible que algunas entidades especialmente afectadas por la crisis griega, o de los mercados en general, requieran más capital. Pero no debe forzarse una recapitalización indiscriminada de la banca europea sin resolver de forma definitiva el problema de la deuda pública", remachó Botín.

La deuda pública ha sido considerada siempre como el activo más seguro que un banco puede tener, con lo que devaluarla provocaría un efecto en cascada en todos los demás activos. El reconocimiento de estas pérdidas de valor junto con el nuevo y más alto nivel de capital que Bruselas planea exigir (se plantea elevarlo del 5% al 7%, 9% o 10%) obligaría a la mayoría de los bancos a captar cantidades millonarias.

Como los mercados están cerrados, tendrían que ser los estados los que aportasen los fondos. Y para obtenerlos, deberían emitir deuda pública, que les resultaría muy difícil vender por su persistente pérdida de valor. "Si se aprueba el recorte, además de dar menos créditos porque nos saldrá más caro, vamos a dejar de comprar deuda española y el Estado no podrá financiarse, porque somos sus principales compradores", explica un banco.

A PUERTA CERRADA Botín lanzó su mensaje en unas jornadas internacionales de banca organizadas por el Santander en su sede madrileña. En las mismas, según algunos de los asistentes, el vicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, defendió la necesidad de recapitalizar la banca europea de forma coordinada ante los riesgos que afronta el euro. Y dio algunas pinceladas de cómo será el proceso: afectará a los bancos más grandes (unos 60) y se tendrá en cuenta su exposición a la deuda pública, "valorando adecuada y prudentemente los activos". El miembro de la Comisión Europea también adelantó que Bruselas va a prorrogar el régimen especial de ayudas de Estado más allá del final de este año.

En el mismo foro, Andrea Enria, presidente de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, la institución que está haciendo el trabajo técnico para determinar cómo se hará la recapitalización) eludió pronunciarse sobre los recortes de valoración que plantea hacer a la deuda. Pero sí confirmó que el proceso se hará sin someter a las entidades a unas nuevas pruebas de resistencia a la banca europea como las realizadas en verano.