La reunión de urgencia del Consejo de Ministros de Italia, convocada por el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, terminó ayer sin acuerdo en lo referente a la reforma del sistema de pensiones. Eso sí: la jornada dejó un enfado mayúsculo de Berlusconi contra Alemania y Francia, en respuesta al ultimátum de tres días que la Unión Europea dio el domingo a Italia para aprobar una serie de medidas para estimular el crecimiento económico del país. "Nadie en la Unión puede autodenominarse comisario y hablar en nombre de los Gobiernos electos y de los pueblos europeos. Nadie está en posición de dar lecciones a sus socios", dijo Berlusconi.

El decreto ley en el que trabajó el Consejo de Ministros preveía establecer los 67 años como edad mínima para acceder a la pensión. Se necesitarían 40 años de cotización para poder jubilarse a los 60, y se eliminarán las pensiones que permitían jubilarse a los 58 años con 35 años cotizados. Se prevé que las firmas que contraten a jóvenes no coticen.

La Liga del Norte, socio indispensable para la supervivencia del Gobierno, se opuso a cualquier reforma. "Sacaremos la gente a la calle", amenazó la Liga del Norte. La CGIL, equivalente a CCOO, calificó los posibles cambios como "un acto intimidatorio". R. DOMÈNECH