La insurrección italiana contra las agencias de rating volvió ayer a cobrar fuerza. Poco más de seis meses después de la apertura de una investigación contra Standard & Poor's (S&P), agentes de la policía fiscal irrumpieron en las oficinas de esa agencia de calificación en Milán. Buscaban documentos que prueben que S&P está manipulando el mercado con juicios "falsos e imprudentes" sobre el mercado bancario y financiero italiano, según una investigación coordinada por la fiscalía de Trani (sur del país).

El abogado Giuseppe Fornari, que representa a S&P en Italia, confirmó el registro, pero se limitó a explicar que "solo sabía" que se enmarca en las investigaciones del fiscal de Trani, Michele Ruggero. La investigación, que se inició con una demanda de una asociación de consumidores y que se basa también en datos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores de Italia, platea la hipótesis de que S&P sea culpable de delitos como manipulación de mercado.

En el ojo del huracán están un informe de S&P del 20 de mayo de 2010, en el que se dictaminó la rebaja de "estable" a "negativa" de la perspectiva de la deuda pública italiana y un documento emitido a las 13 horas del 1 de julio en el que la agencia afirmaba que el plan presupuestario del Gobierno era inadecuado. Esta actuación, según los magistrados, alteró las decisiones de los inversores, y provocó el desplome de la Bolsa de Milán. Entre los personajes que ya han sido llamados a testificar figuran el actual gobernador del BCE, Mario Draghi, y el exprimer ministro italiano, Romano Prodi.