CaixaBank, el banco cotizado a través del que opera La Caixa, ha llegado a un principio de acuerdo para fusionarse con Banca Cívica. La entidad resultante, con unos activos financieros superiores a los 300.000 millones de euros, se convertiría en la primera entidad financiera por negocio en España, por delante del BBVA, Santander y Bankia. La operación que plantea La Caixa no prevé pedir ayudas públicas, por lo que la oferta económica es muy ajustada, incluso inferior al precio al que cotiza Cívica en el mercado. Esta entidad cerró ayer en bolsa con una caída del 6,33%, hasta los 2,22 euros por acción.

En el entorno de La Caixa, la fusión con Cívica se ve como el mejor antídoto contra otras fusiones políticamente más complejas, como sería la integración con Bankia. Dentro de la reestructuración financiera forzada por el Ministerio de Economía, La Caixa sabe que tiene que mover ficha. Y en este contexto, la entidad formada por la sevillana Cajasol, Caja Navarra, Caja Burgos y Caja Canarias es una de las operaciones más atractivas para el grupo catalán, que no quiso optar a Unnim y se solapa en exceso con CatalunyaCaixa.

La negociación sobre la valoración de los activos de Cívica es uno de los puntos más calientes de la discusión, que se alargará el fin de semana. Es fundamental para estipular las condiciones del canje de acciones con el que se articularía la unión, facilitada por contar las cajas por bancos cotizados. Si las conversaciones llegan a puerto, La Caixa convocará este fin de semana un consejo de administración extraordinario, que se celebraría el lunes para aprobar la operación.

A la entidad copresidida por Antonio Pulido y Enrique Goñi le gusta la opción de CaixaBank por tres motivos. El primero es que Cívica tiene que hacer frente a un saneamiento inmobiliario de 2.031 millones de euros. El segundo es que prefieren a CaixaBank que a las cajas vascas (KutxaBank). Y en tercer lugar, la importancia de preservar la obra social de Cívica, algo que quedaría garantizado con CaixaBank, cuya obra social supera los 500 millones de euros anuales.

Aunque los dirigentes de Cívica han defendido que, pese a estar estudiando fusiones, podía seguir en solitario, en privado reconocían desde hace semanas que la fusión era inevitable.