El segundo saneamiento inmobiliario que el Gobierno ha impuesto a la banca ha sentado como un mazazo al sector. Muchas entidades que confiaban en cumplir el primer decreto por los pelos se sienten abocadas ahora al rescate. E incluso las más grandes y solventes revisan estos días todo su balance y cartera de participaciones industriales y financieras en busca de recursos para cumplir lo exigido.

"El incremento de las reservas, incluyendo las de febrero, supone solo el 20% y el 43% del beneficio operativo antes de provisiones del Santander y el BBVA, así que estos bancos no deberían tener dificultades para completar las normas antes de final de año. Sin embargo, para algunos bancos más pequeños el requisito de reservas adicionales es cerca de tres veces su beneficio operativo", advertía ayer la agencia de calificación Fitch.

El problema es que, con la economía en recesión, el negocio va a aportar unos recursos insuficientes a la mayoría de los bancos. Las entidades, así, se verán forzadas a operaciones adicionales, como la venta de activos. Algunas, como el grupo La Caixa y Bankia, cuentan con muchas participaciones industriales y financieras. Pero también otras más pequeñas, como Liberbank y Unicaja, poseen participaciones notables en grupos energéticos como EDP o Iberdrola.

El problema de vender estas joyas de la corona es que las entidades dejarían de recibir el dividendo que les aportan y que, con el negocio a la baja, es una de las columnas que mantienen sus cuentas de resultados.

Los bancos seguirán con lo que llaman "optimización de APRs", que consiste en reducir los créditos concedidos, ya que ello disminuye las necesidades de capital. También seguirán emitiendo y convirtiendo títulos de deuda, como los bonos, para reforzar su solvencia.

Pérdidas reconocidas

Pero no bastará con ello: la cantidad exigida por el Gobierno es tan elevada (54.000 millones del primer decreto y 28.000 del segundo) que la mayoría de las entidades reconocen que entrarán en pérdidas, ya que el saneamiento se tiene que hacer con los resultados del negocio. "No tiene sentido ocultarlo. Yo creo que, salvo el Santander, el BBVA y algún otro todos vamos a registrar pérdidas este año", explican en un banco mediano en las quinielas de las fusiones.

Cuando el beneficio no dé más de sí, las entidades tendrán que hacer limpieza del ladrillo con sus reservas de capital. De hecho, varias entidades ya han comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores que previsiblemente tendrán que usar su patrimonio para sanearse, como Liberbank, BMN, Banco de Valencia o Bankia.

Ello abre la puerta a que sean obligadas a recibir ayudas o a ser nacionalizadas. El Banco de España podrá obligarles a ello antes, entre mediados y finales de junio, si lo cree necesario. Muchas entidades estiman que el Estado no va a poder aportar todos los recursos que el sector va a necesitar y tendrá que acudir al fondo de rescate europeo.

Los últimos bancos que quedaban por hacer público el impacto del nuevo decreto lo hicieron ayer. Para el BBVA, son 1.800 millones brutos (1.300 netos) que cubrirán con su resultado y "sin alterar la política de dividendos". El golpe es más duro para el Popular: sumadas las del Pastor, que está absorbiendo, precisa de 2.314 millones adicionales.