En un mundo como el que nos ha tocado vivir, destacar pasa en muchas ocasiones por distinguirse del resto. No hablo de la maltrecha economía española, por más que acapare todos los focos, sino de David Edwards, un científico franco-estadounidense que hace unos años creó un aerosol que permite sentir el sabor de chocolates, café y tés sin consumir sus calorías. Ahora ha ido un paso más lejos, y ha inventado un artefacto similar que provoca la sensación de estar borracho durante un minuto.

Quizás el Gobierno debería plantearse contratar sus servicios para encargarle un suero que haga sentir a los mandatarios europeos la angustia que vive el país en los últimos días. Puede que resulte más efectivo que las llamadas de socorro que el Ejecutivo emite desde hace días. Primero fue el ministro Guindos el lunes, y ayer mismo el presidente Rajoy, que reclamó un mensaje "claro y contundente" de las instituciones europeas en defensa del euro.

La situación bordea el dramatismo. La prima de riesgo sobrepasó ayer la barrera psicológica de los 500 puntos básicos. Es cierto que retrocedió a los 482, pero también que estamos más cerca del punto de no retorno.

Así las cosas, el Ibex 35, que había conseguido colocarse en positivo tras remontar unas caídas al comienzo de la sesión del 2,4%, cerró con un retroceso del 1,33%, hasta los 6.611,50 puntos, nuevo mínimo anual, y desde el 2003. La postura tibia del BCE sobre Grecia alentó el miedo... Aerosol de angustia.