La sangría de Bankia en bolsa no conoce fin. Las acciones del banco se desplomaron ayer el 11,12%, hasta los 1,655 euros, con lo que repitieron como farolillo rojo del Ibex 35. Acumulan ya un retroceso de más del 30%, desde que el Gobierno forzó la salida de Rodrigo Rato de la presidencia, la semana pasada, y del 56% desde que se estrenaron en el mercado a 3,75 euros por título en julio del 2011.

El detonante fue la publicación el martes de unos resultados "provisionales" correspondientes al primer trimestre, que no incluían ni el resultado final, ni la tasa de morosidad ni el nivel de capital. José Ignacio Goirigolzarri, elegido por el Gobierno para presidir la entidad, planea reformular las cuentas del 2011 para incluir las recomendaciones de la auditora Deloitte, que se negó a firmar las que Rato había elaborado para el Banco Financiero y de Ahorros (BFA), la matriz de Bankia, porque entendía que estaban infladas.

El banco tiene previsto hacer públicas las conclusiones del auditor cuando convoque su junta de accionistas, que tendrá lugar antes del 30 de junio. El consejo de administración está obligado a hacer la convocatoria antes de que acabe mayo. Con los informes del auditor en la mano (tampoco está elaborado el de las cuentas de Bankia), el nuevo equipo directivo rehará las cuentas del año pasado, en las que planea incluir parte del saneamiento que se había dejado para este ejercicio.

En la entidad se estima que las nuevas cuentas estarán elaboradas antes de diez días. Ello provocará probablemente que tanto el BFA, que ha sido nacionalizado, como Bankia (que declaró un beneficio de 309 millones en el 2011) entren en pérdidas, y no puedan pagar los dividendos prometidos por Rato.

CALCULANDO LAS AYUDAS Además, el Banco de España y el Gobierno han encargado a Goirigolzarri que elabore un plan extraordinario de saneamiento, en el que deberá incluir las medidas necesarias para cumplir los dos decretos de limpieza del ladrillo del Ejecutivo. El Ministerio de Economía da por seguro que el grupo necesitará ayudas públicas, y está a la espera de que las cuantifique. El banco tiene de plazo hasta el 11 de junio para presentarlo, pero el ministerio dice que debe tenerlo listo antes del fin de mayo.

Precisamente, el consejo de Bankia estuvo reunido ayer desde las nueve de la mañana hasta cerca de las dos para nombrar a los nuevos directivos de confianza de Goirigolzarri que deben ayudarle a preparar el plan. El exconsejero delegado del BBVA ha fichado a dos de sus colaboradores de aquella etapa.

Se trata de su mano derecha, José Sevilla, que asumirá la dirección general de Presidencia y será responsable del área financiera, de riesgos y de las participadas, y de Antonio Ortega, que será director general de Personas, Medios y Tecnología, encargado de reorganizar el banco.

DEGRADACIÓN DE FACTO En contra de lo que se especulaba, el nuevo presidente ha decidido mantener en el cargo a Francisco Verdú, el consejero delegado que Rato fichó de Banca March. Goirigolzarri, que coincidió con Verdú en el BBVA, le ha quitado gran parte de sus competencias. En el consejo se mantiene como vicepresidente Francisco Pons, que llegó para sustituir a José Luis Olivas y sigue, de momento, representando la cuota autonómica en la entidad.

El consejo no adelantó ayer sus próximos pasos. Según fuentes del mercado, algunos de los administradores de la etapa de Rato están planteándose dejar el cargo antes de ser cesados por la nueva cúpula, a la que Guindos ha encargado despolitizar el grupo. La nacionalización obliga a reducir el número de consejeros de 18 a 15 en Bankia, y de 20 a 16 en BFA.