El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, admitió ayer sin ningún remilgo que el Gobierno español consulta con las instituciones y los socios europeos absolutamente todas las medidas que adopta. "Lo repito: todo. Que quede claro. No necesitamos más presión de nadie. Lo estamos haciendo todo en contraste con ellos", enfatizó Montoro, en un almuerzo coloquio organizado por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD).

Quizás sin quererlo, con esta declaración Montoro se metió él solo en un lío. "¿Significa eso que España está intervenida de facto?", le preguntaron en el coloquio. Y él salió airoso: "Hay quien confunde el cumplimiento de las reglas de un club con estar intervenido. ¿Acaso está España recibiendo un apoyo financiero exterior condicionado? No, en absoluto. España solo está cumpliendo las reglas del club del euro", aseveró.

Al ministro también le tocó salir al paso del pronóstico del premio Nobel de Economía Paul Krugman sobre que España no tendrá más remedio que limitar la extracción de efectivo de las cuentas bancarias si Grecia sale del euro. "En España no va a haber corralito. Es técnicamente imposible", afirmó el ministro, arrancando los aplausos del auditorio.

PETICIÓN DE APOYO Estos diálogos son una muestra de un estado de opinión creciente que da por hecho que, si bien España no está intervenida en igual sentido que Grecia, Irlanda y Portugal, parece evidente que el Gobierno ha perdido toda autonomía sobre sus decisiones de política económica. La petición y la aceptación de que sea el Banco Central Europeo (BCE) quien pilote la reestructuración del sector financiero español es una muestra de ello. Ayer, el mismo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, pidió un mensaje "claro y