La inconstancia de ánimo y la ligereza en las cosas, definición de levedad, se respiró de nuevo ayer, un día más tras muchos otros. El Gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, dejará su cargo el 10 de junio, un mes antes de lo previsto y sin concluir sus labores. La bolsa, que ayer cayó de nuevo a plomo con un descenso del 2,34%, hasta los 6.251 puntos, podrá seguir ahondando en el oscuro agujero en el que se dirime con tanta claridad como proyecta España en los mercados en estos momentos.

La noticia se supo después de que cerrara la bolsa, de manera que los inversores desayunarán sin saber quién será el próximo gobernador del Banco de España. La salida de Mafo --como se conoce a Fernández Ordóñez-- se produce tras una batalla frontal con el PP, que gobierna España. También coincide con una caída de la confianza en el regulador y en la reforma del sistema financiero, que han instalado a la prima de riesgo por encima de los 500 puntos.

La banca volvió a arrastrar la bolsa. Bankia (--16,25%) volvió a ser el peor valor al mantenerse las dudas sobre el plan de rescate y por la fuerte dilución que provocará la entrada del Estado en su accionariado. Bankinter y Sabadell perdieron más del 4%, mientras que Santander y BBVA bajaron por encima del 2% y Popular restó un 3,33%. Telefónica e Iberdrola no ayudaron: su cotización bajó un 2,91% y un 3,34%, respectivamente. Repsol potenció un 7,17% al confesar que su dividendo es insostenible. Ya se sabe que cuando hay crisis, lo notan todos.