Antoni Brufau, presidente de Repsol, trató ayer de disipar las dudas de los analistas sobre el futuro de su compañía tras la confiscación de su filial YPF por parte del Gobierno argentino. "Esta casa tiene capacidad de crecer sola, con independencia de la expropiación", proclamó en la presentación del plan estratégico para el periodo 2012-2016. El proyecto incluye una notable rebaja de los dividendos que se pagan a los accionistas con el objetivo de mantener el crecimiento. No gustó a los analistas, que penalizaron a la compañía con una caída del 7,17% en bolsa.

La petrolera reducirá la parte del beneficio que dedica a los accionistas del 64% a una horquilla de entre el 40% y el 55%, para aumentar su producción un 7% al año.