Los dos años de crisis autóctona que ya cumple la Unión Europea --desde la intervención de Grecia a principios del 2010-- están agotando la paciencia de los líderes mundiales que ven aterrados cómo los vientos europeos pueden arruinar la recuperación en sus propios países.

En la reunión de las potencias mundiales del G-20 que hoy comienza en Los Cabos (México), un día después de las elecciones de Grecia, los líderes de países emergentes como India, China, Brasil, México o Rusia, y los de países desarrollados como EEUU, Reino Unido, Japón o Canadá esperan que los líderes del euro sean capaces de emitir una señal clara de que saben lo que hay que hacer y que están dispuestos a hacerlo para resolver el foco de infección en que se ha convertido la zona euro para el resto del mundo. España acude al G-20 a modo de miembro número 21, en condición de invitado permanente exclusivo.

Para el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, el cóctel entre la crisis del euro y las inciertas consecuencias de las elecciones de Grecia conlleva el riesgo de provocar un momento Lehman, de colapso de la economía mundial si la situación no se maneja con destreza política. "Los políticos europeos siempre actúan un día después y prometen un euro demasiado pequeño. Después cuando las dificultades aprietan, añaden nueva liquidez", resumió con acierto.

COORDINACIÓN Este encuentro de las 20 principales economías del mundo, el séptimo que se celebra tras el estallido a finales del 2008 de la crisis mundial para adoptar políticas coordinadas, convertirá San José de Los Cabos, una localidad casi en los antípodas de Grecia, en el centro de mando para encauzar la incertidumbre mundial después de las elecciones helenas.

En el sur de California coincidirán los líderes de las cuatro mayores economías de la zona euro (Alemania, Francia, Italia y España) y los presidentes de la UE y de la Comisión Europea, que se reunirán esta mañana. Por la tarde, esta mesa de mando podría ampliarse con el presidente de EEUU, Barak Obama, y el británico David Cameron.

Obama es consciente de que un agravamiento de la economía norteamericana inducido por la crisis del euro puede poner en juego su reelección en noviembre. EEUU espera de este G-20 una señal clara de que el Consejo Europeo del 28 y 29 de junio adoptará medidas decisivas.

Espera avances en el diseño de una unión bancaria y de un fondo de garantía de depósitos bancarios, así como medidas que permitan abaratar la deuda de España e Italia y estimular el crecimiento de la zona euro.

Pero las diferencias entre los dos principales líderes europeos, la alemana Angela Merkel y el francés François Hollande, hacen dudar de los resultados. Según el diario francés Le Journal du Dimanche, Hollande defenderá un plan de estímulo del crecimiento en la Unión Europea por 120.000 millones de euros que ya ha remitido a sus socios. Este programa debería conseguir la aprobación del próximo Consejo Europeo y tendría que desarrollarse antes de final de año con la creación de una tasa sobre las transacciones financieras.

Merkel, sin embargo, se resiste a las políticas de estímulo y ha advertido de que "la fortaleza de Alemania no es infinita".

El presidente español, Mariano Rajoy, podría aprovechar su presencia en Los Cabos para adelantar los resultados sobre la banca española de las auditoras Oliver Wyman y Roland Berger antes de que España pida formalmente el jueves ayuda financiera a la UE. Ha trascendido que las necesidades de capital serán de entre 60.000 y 70.000 millones y Rajoy podría aprovechar para lanzar el mensaje de que los 100.000 millones de euros ofrecidos por la UE son más que suficientes para que el G-20 no tema por la banca española.