EEUU aparece muchas veces como el modelo a imitar para remontar la crisis, por su apuesta por políticas de crecimiento e incluso por cómo hizo frente a la crisis bancaria con decisión desde el primer momento. Ayer, en la bolsa española, las decisiones de la Reserva Federal Estadounidense del miércoles a favor de mantener la compraventa de deuda para inyectar así fondos a la economía, ampliando el plazo de la llamada operación twist, se recibió con optimismo. O, al menos, sirvió para frenar una nueva oleada de ventas ante la indecisión del Gobierno español a la hora de reclamar oficialmente el rescate --la ayuda o el préstamo, según la versión oficial-- de la banca con problemas.

Otra noticia positiva, según cómo se mire (si por la parte del que paga, o de la del que cobrará los intereses) fue la fuerte demanda de la subasta de deuda española a cinco años. Aunque se pagó a unos tipos que no se veían desde 1997 (6,07% de rentabilidad para los bonos a cinco años), los inversores valoraron que se siga confiando en la deuda española a pesar de las turbulencias financieras del país. Incluso la prima de riesgo, convertida ahora en el termómetro de la fiebre española, había bajado de los 500 puntos básicos, aunque luego los volvió a superar. Pero de nada sirvió todo ello ante las nuevas noticias, negativas en este caso, procedentes de EEUU, como unos datos de empleo peores de lo esperado. Wall Street empezó perdiendo y arrastró al Ibex, que cayó el 0,33%. El espejo americano se rompió al final de la jornada, y pudo más que el riesgo de la prima.