Las cuatro entidades financieras nacionalizadas --Catalunya Bank, Nova Galicia Banco, Banco de Valencia y Bankia (que lo será en unos días)-- suponen "más de dos tercios" de los hasta 62.000 millones de euros de capital que necesita la banca española para sanearse, según fuentes de la administración. El Gobierno y el Banco de España no quiso ayer dar nombres, pero sí reconocieron que los "tres grandes" no necesitan fondos adicionales: Santander, BBVA y La Caixa, que han presionado a la Administración para que este hecho se hiciera público.

Fuentes financieras y del Ejecutivo añadieron que Sabadell también seguirá en solitario, gracias a las ayudas que recibió por la CAM y al canje de las preferentes de la entidad alicantina que ha emprendido para reforzar su capital. Bankinter, Kutxa Bank y el Popular también mantendrán su independencia con alta probabilidad, aunque algunos de ellos quizá tengan que captar fondos mediante ampliaciones de capital o cualquier otra fórmula semejante.

Así, y salvo sorpresas que la Administración juzga improbables, el tercio restante del déficit de capital de la banca se debería distribuir entre la fusión Ibercaja/Liberbank/Caja 3, la unión Unicaja/Caja Duero-España, y BMN. "Los problemas se limitan a grupos de entidades sobre las que anteriormente ya se había actuado a través del FROB", reconoció el nuevo subgobernador del Banco de España, Fernando Restoy.

El examen a la banca que el Gobierno, por imperativo europeo, ha encargado a la consultora estadounidense Oliver Wyman y a la alemana Roland Berger (y que ha costado unos dos millones) ha apuntado que la banca necesita entre 16.000 y 25.600 millones adicionales de capital según el escenario económico que los analistas consideran más probable para este año y los dos siguientes. En un escenario muy adverso pero hipotético (con menos del 1% de posibilidades de suceder), precisarán entre 51.000 y 62.000 millones. Las cifras, subrayó Restoy, están "muy por debajo" de los hasta 100.000 millones que Europa ha prometido prestar a España y demuestran la fortaleza del "nucleo" del sector. "Las necesidades agregadas de capital son manejables", añadió Fernando Jiménez Latorre, secretario de Estado de Economía.

Este examen va a permitir al Gobierno pedir la ayuda europea, pero la cifra final de necesidad de capital no se conocerá hasta septiembre. Hasta ahora, el Ejecutivo había mantenido que se sabría el 31 de julio, cuando las cuatro grandes auditoras --Deloitte, KPMG, PwC y Ernst & Young-- desvelen si las entidades tienen bien contabilizados sus créditos y las provisiones con que cubren las pérdidas que estos le ocasionan.

Sin embargo, el Gobierno reveló ayer que ha encargado otro examen cuyo resultado se conocerá en septiembre. Con los datos de las auditoras y otros adicionales, Oliver Wyman o Roland Berger realizará una nueva prueba de resistencia, en la que esta vez sí aparecerá las necesidades de capital de cada entidad. Los bancos tendrán entonces 15 días para explicar cómo captarán esos recursos. Los que no puedan hacerlo solos, recibirán la ayuda europea y el resto contará con nueve meses para recapitalizarse autónomamente.

Latorre admitió que las ayudas estarán condicionadas por las imposiciones de la Comisión Europea a cambio de la ayuda. Así, habrá "garantías muy fuertes" de que no se apoye a entidades inviables, como en los últimos años. También apuntó que a Bruselas "le gusta" la idea de los bancos malos para apartar los activos tóxicos. En cambio, aseguró que "en absoluto" habrá liquidación de entidades.