Es una de las novelas que suele aparecer en las listas de mejores obras de ciencia ficción. La Saga de la Fundación, de Isaac Asimov, narra la decadencia de un futuro imperio galáctico humano y la creación de dos fundaciones, una pública y otra secreta, cuyo objetivo es que el periodo de inevitable caos que llevará a la creación del segundo imperio dure solo 1.000 años. Sí, solo.

Viene este argumento a la cabeza cada vez que la resolución de la crisis europea entre en una de sus fases de retroceso. La oficina estadística de la Unión confirmó ayer la evidencia: la eurozona está ya oficialmente en recesión, la locomotora alemana se frena y las perspectivas no son buenas. En medio de ese panorama, el embrollo griego sigue sin resolverse. Y para recordarnos que el asunto sigue abierto, el representante belga en el BCE asegura que España necesita "urgentemente" un rescate.

Suficiente para turbar el ánimo de los inversores. Pero por si queda algún optimista, las difíciles negociaciones entre los republicanos y los demócratas para tratar de solventar el abismo fiscal de EEUU han venido a añadir un nuevo nubarrón.

Con todo, el Ibex 35 logró ayer cerrar con una tímida subida (0,29%, hasta los 7.695,5 puntos), desmarcándose de las caídas del resto de grandes selectivos europeos, gracias al empuje de Repsol y Acciona. Esa mejora permitió que la prima de riesgo se moderase ligeramente, hasta los 456 puntos básicos. Pero, ojo, que la cosa sigue delicada.