Francia recibió ayer una seria advertencia al perder su segunda triple A. La agencia de calificación Moody's ha seguido los pasos de Standard & Poor's, que anunció su degradación el pasado enero, dejando a la segunda potencia del euro sin dos de las tres posibles matrículas de honor de la solvencia. Pese a ello y a los pésimos augurios de la prensa anglosajona, el país está colocando su deuda a unos tipos de interés anormalmente bajos.

Alemania reaccionó sin grandes aspavientos y una llamada a "no dramatizar". En opinión de Wolfgang Schäuble, ministro de Finanzas, se trata de un "pequeño aviso". Sin embargo, tras la moderada respuesta oficial, el tijeretazo refuerza los argumentos del Gobierno de Angela Merkel para redoblar la presión sobre el Gobierno de François Hollande. Mientras, París relativiza: el ministro de Economía, Pierre Moscovici, atribuyó el varapalo a la política al gobierno de Nicolás Sarkozy e hizo una lectura positiva del veredicto de Moody's. A su juicio, el informe de la agencia avala las reformas puestas en marcha por el Ejecutivo.