El Gobierno argentino habilitó ayer los mecanismos para que sus ciudadanos puedan adquirir hasta 2.000 dólares (1.470 euros) por mes en concepto de ahorro y, de esta manera, bajar la presión sobre el mercado cambiario que ha llevado a las autoridades por el indeseado y tan temido camino de la devaluación del peso. Al atenuar las restricciones para la compra de la divisa estaounidense, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner decidió, a través de su ministro, Axel Kciloff, apostar fuerte y sacrificar parte de las deterioradas reservas internacionales. El propósito inmediato es reducir la brecha entre el dólar oficial y el que se vende en el mercado paralelo y, luego, retomar el control de la escena. La suerte de su jugada no solo se sigue con atención e inquietud en esta ciudad. La decisión, aunque ya conocida, ha levantado las alertas en los mercados financieros. La bolsa argentina reaccionó con subidas, no así el resto de mercados, particularmente el español, que acumula ya seis días de número rojos. Ayer cedió el 1,12%, hasta los 9.758 puntos.

OCHO PESOS / A las 10 de la mañana, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) puso en su página de internet el formulario para adquirir dólares al cambio oficial, a ocho pesos por unidad, contra los casi 12 pesos que se siguió pagando en el circuito paralelo. En los primeros 10 minutos de funcionamiento, la página recibió 3.000 preguntas. Los argentinos, en especial de clase media y alta, querían saber cómo hacer para acceder al billete tan deseado. El jefe de ministros, Jorge Capitanich, se vio obligado a explicar la compleja trama de la compra. A las 72 horas de llenarse el formulario, y si se cumplen las condiciones de trabajador registrado ante el fisco, se pueden retirar los dólares. La operación, que tiene un impuesto del 20%, solo puede hacerse por transferencia bancaria y cheque. En los hechos, pueden beneficiarse el 20% de la población económicamente activa.

Hasta el miércoles no se sabrá cuál es el efecto de las medidas. «Es increíble el esfuerzo que están haciendo las autoridades del país para llevarlo a una crisis económica de proporciones», señaló Jorge Oviedo, columnista de 'La Nación'. Según el diario, a estas alturas, «la preocupación en los sectores empresariales es grande». En Brasil, socio estratégico de Argentina en la región, también se mira con lupa lo que ocurre.

La crisis del 2001 fue de carácter terminal. Argentina no pudo sostener la paridad entre el peso y el dólar. Ante la incesante fuga de capitales, el Gobierno de Fernando de la Rúa respondió con el corralito bancario. El presidente interino Eduardo Duhalde amplió la confiscación de los ahorros y devaluó la moneda. Por casi una década, el dólar se mantuvo apenas por encima de los cuatro pesos. La situación se agravó a fines del 2011. Sin acceso a los mercados financieros internacionales, el kirchnerismo enfrentó sucesivas crisis cambiarias con las reservas internacionales acumuladas, que eran de 50.000 millones de dólares, y los superávits comerciales.

DEPRECIACIÓN / Exportadores y especuladores terminaron por torcerle el brazo al kirchnerismo. El equipo económico depreció finalmente el peso: 62% en un año y más de un tercio en los últimos 20 días. Desde Cuba, y a través de Twitter, la presidenta acusó a los bancos de realizar "presiones especulativas" en "complicidad de grupos económicos". Según ella, son "los mismos de siempre... Los que se quedaron con tus ahorros en el 2001 y te lo tuvimos que pagar nosotros".

Las reservas son actualmente de 29.000 millones de dólares. El año pasado retrocedieron 12.600 millones, en gran parte por el pago de deuda. De continuar por esta senda, "se pondría al Gobierno en una situación similar a la de (Raúl) Alfonsín (1989): carencia de recursos para controlar el tipo de cambio, lo que permitiría que poderosos intereses privados detonen una hiperinflación", señaló el economista Ricardo Aronskind.