Hasta no hace mucho tiempo, el Tesoro Español todavía anunciaba sus valores con la intención de que los particulares invirtieran en ellos. Ahora no tendría mucho sentido que la financiera pública hiciera ostentación de letras y obligaciones con intereses negativos en las que los ciudadanos depositaran sus ahorros. Entre una situación y otra se ha producido una acusada bajada de los tipos de interés que ha acabado por implantar un nuevo paradigma en la inversión: el riesgo -tablero de juego de los inversores, profesionales y no profesionales- ha dejado de ser una opción prohibida para los ahorradores conservadores.

Hay dos categorías de los fondos de inversión que gestiona el sistema financiero español cuya evolución explica de forma abreviada el vuelco que ha dado esta industria en los últimos años. Los fondos globales, aquellos en los que el gestor decide la cartera en cada momento y que suelen tener una proporción de renta variable alta, tenían un patrimonio de 4.764 millones de euros en el 2013, pero cerraron el 2017 con un volumen de 35.374 millones. Se han multiplicado por 8,5 veces.

CAÍDA ABRUPTA / Por el contrario, los fondos garantizados de renta fija -que preservan el capital y asocian su rentabilidad a la deuda pública- llegaron al principio de la recuperación con un patrimonio de 31.844 millones, pero cerraron el 2017 con un volumen de 5,51 millones de euros, casi seis veces menos.

Dicen los expertos que la actual situación del mercado de inversión es consecuencia del quantitative easing, la política de tipos de interés negativos, acompañada por la facilidad de crédito de los bancos centrales. «Esa situación ha tenido una gran presión sobre la cuenta de resultados de los bancos, que no se puede resistir a perpetuidad, así que han tenido que dar opciones a sus clientes para tratar de activar el negocio», explica Cirus Andreu, director general adjunto de Banco Sabadell, responsable de gestión de activos.

El recorrido por la evolución del principal instrumento de ahorro/inversión de España -con un récord de 262.876 millones invertidos al cierre del pasado año, bastante por encima de los máximos del 2006 (254.322 millones)- revela el cambio de mentalidad de las posiciones conservadoras.

Se muestra en las estadísticas de Inverco (Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones), pero también en la práctica diaria de los gestores. «CaixaBank tiene un mayor volumen de inversión en instrumentos de renta variable que la mayoría de las gestoras. De hecho, se ha producido un trasvase de fondos de renta fija a los de renta variable es estos años», explica Víctor Allende, director ejecutivo de Banca Privada de esa entidad financiera.

Caixabank acumulaba 43.996 millones de euros a finales del 2017, aunque es cierto que registró una cierta ralentización en su crecimiento porque hubo salidas de algunos productos. «En el 2016 crecimos mucho con las dos modalidades del fondo renta euríbor, con los que llegamos a captar 5.000 millones de euros, y durante el 2017 alcanzaron su objetivo de rentabilidad, con lo que recomendamos la salida a los clientes», explica Allende.

CARTERAS CON MÁS RIESGO / Ibercaja es otro ejemplo. El banco ha duplicado su patrimonio gestionado en fondos de inversión desde 2015 hasta alcanzar los 12.367 millones al cierre del 2017 (hace tres años era de 6.700 millones). Su cuota de mercado es del 4,7%.

El 80% de los clientes de Ibercaja son de perfil conservador, aunque en el último año y medio observa una «cierta modificación del perfil hacia productos donde están demandando más riesgo», señala la entidad aragonesa. «Sin riesgo no hay beneficio todavía», reconoció hace apenas un mes el banco en la presentación de los resultados de Ibercaja Gestión del 2017. Por ello, recomienda «aumentar el riesgo de las carteras y a través de la diversificación» para evitar riesgos.

El Sabadell también ha duplicado el volumen de activos gestionados en cinco años, hasta acercarse a los 20.000 millones. En esa evolución los fondos de renta variable tienen mucho que ver.

EL FONDO MÁS VENDIDO / El Quality Conservador (BBVA) fue el fondo más vendido del mercado español en el 2017, con casi 6.000 millones. No fue de los más rentables del mercado, pero para dirigirse a un perfil conservador una rentabilidad del 2,9% no está nada mal. Ese fondo, con otra composición de la cartera, se comercializa para otros dos perfiles de riesgo: uno moderado, que dio una rentabilidad del 6,4%, y otros decidido, con ganancias del 9,65%. Es el producto que captó más inversión el año pasado.