Primero fue el presidente del PP, Pablo Casado, y después la ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero. Los dos políticos se presentaron ayer ante los empresarios congregados en la última jornada del XXII Congreso Nacional de la Empresa Familiar (IEF), en Murcia, con sus antagónicas propuestas en materia fiscal.

Casado se comprometió al inicio de su discurso a no hacer una intervención «partidista ni electoral», pero acabó criticando al Gobierno por «subir impuestos». El líder de la oposición recordó ante los alrededor de 600 asistentes del foro, que el PP propone suprimir «por ley» los «injustos» impuestos de Sucesiones y Donaciones y el de Patrimonio y reducir el IRPF, «para que el marginal máximo quede por debajo del 40%». También, rebajar el Impuesto de Sociedades por debajo del 20% y no subir las cotizaciones sociales, que incluso, «en la medida de lo posible», se plantea bajar. Unas medidas con las que Casado promete inyectar 16.000 millones de euros a la economía y crear 300.000 nuevas puestos de trabajo en cuatro años.

La ministra socialista sustituyó al presidente del Gobierno en funciones en la clausura ante un auditorio más vacío que lleno, según la organización, por el regreso de muchos empresarios a su lugar de origen. Montero explicó la propuesta del PSOE de subir el Impuesto de Sociedades para eliminar las «asimetrías» que hay entre grandes y pequeñas empresas, al tiempo que recordó que en el caso de las compañías con una facturación inferior a un millón de euros prevé bajarlo del 25% al 23%.

Consciente de que anunciar una subida de impuestos podría no ser la propuesta más atractiva en el foro, Montero enfatizó que solo con una mayor recaudación es posible ofrecer mejores servicios públicos y, por ello, criticó el recorte propuesto por Casado.

Los empresarios reclamaron a los partidos que después de las elecciones «dialoguen, busquen acuerdos y consensos» que faciliten un «gobierno estable», según expresó el presidente del IEF, Francisco Riberas.