El BBVA ganó 1.305 millones de euros el año pasado, un 62,9% menos que los 3.512 millones del 2019. El fuerte descenso se debe a que en el primer trimestre tuvo que aflorar unas pérdidas de 2.084 millones por la devaluación de en torno a un 55% del fondo de comercio de su filial estadounidense (la segunda en pocos meses del valor de los activos intangibles de dicha unidad). También a las provisiones extraordinarias que ha realizado para protegerse de las futuras pérdidas que le provocará la crisis del coronavirus cuando comience a aumentar la morosidad.

Al contrario que la mayoría de los bancos, el grupo presidido por Carlos Torres Vila no ha desglosado en su informe de resultado a cuánto ha ascendido esta partida de provisiones extraordinarias. Hasta septiembre fueron unos 2.277 millones, si bien en la mayoría de concentraron en el primer y segundo trimestre. Como el resto del sector, las del tercer trimestre fueron muy inferiores (apenas unos 200 millones), lo que llevó al Banco de España a lanzar la advertencia a la banca de que había sido poco prudente y debía protegerse más en el cuarto trimestre.

Remuneración

El segundo banco español, por otra parte, ha aprovechado para concretar que la recompra de acciones que anunció que planeaba hacer, gracias a la ganancia de capital que le supondrá la anunciada venta de su filial estadounidense, ascenderá a en torno al 10% de las acciones del grupo. La operación, que se acometería en la segunda parte del año si el Banco Central Europeo (BCE) da su autorización, es una forma de remunerar al accionista, ya que aumenta el valor del resto de títulos.

También ha anunciado que tiene previsto pagar 0,059 euros por acción como dividendo a cargo de los resultados del 2020, es decir, el 15% del beneficio recurrente fijado como máximo por el BCE (unos 393 millones). Respecto a la remuneración a los propietarios con cargo a los resultados que vaya obteniendo en el 2021, ha apuntado que su intención es volver a su política anterior: pagarles entre el 35% y el 40% del resultado recurrente (el propio de la actividad del negocio, sin extraordinarios positivos ni negativos).

Menos ingresos

Los ingresos básicos del banco por intereses del crédito y los depósitos cayeron un 7,3% el año pasado. El descenso de las comisiones (8,3%) se bien compensado con la mayor aportación de las operaciones con carteras de deuda (22,3%), con lo que la bajada de los ingresos totales del negocio se moderaron al 6,1%. El descenso de los gastos fue más pronunciado (9,6%), de manera que la caída del resultado antes de provisiones fue de solo el 2,7%.

El banco ha destacado que su capital se situó en el 11,73% al cierre del ejercicio, nivel similar al de un año antes, y que la venta de su filial estadounidense lo situaría en el 14,58% de haberse producido ya. La morosidad creció ligeramente del 3,8% al 4%, como también el peso de las provisiones sobre los activos de dudoso cobro (del 77% al 81%).