El Fondo Monetario Internacional (FMI) mejorará la semana próxima sus previsiones de crecimiento de la economía mundial para este año y el siguiente, actualmente situadas en el 5,5% y el 4,2%, respectivamente, como reflejo del impacto positivo de los nuevos estímulos aprobados y del efecto esperado de los progresos de la vacunación en la recuperación de la actividad en la segunda mitad de 2021.

La institución internacional celebrará entre el 5 y el 11 del próximo mes de abril su tradicional reunión de primavera junto al Banco Mundial, que por segundo año consecutivo se desarrollará de manera virtual. El día 6 de abril, el FMI publicará su nuevo informe 'Perspectivas Económicas Mundiales', que incluye la actualización de sus proyecciones macroeconómicas.

"En enero, proyectamos un crecimiento global del 5,5% en 2021. Ahora esperamos una mayor aceleración: en parte debido al apoyo adicional, incluido el nuevo paquete fiscal en los Estados Unidos; y en parte debido a la recuperación esperada potenciada por la vacuna en muchos economías avanzadas a finales de este año", ha señalado la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva.

No obstante, la economista búlgara ha advertido de que, aunque las perspectivas han mejorado en general, estas divergen peligrosamente no solo dentro de las propias naciones, sino también entre los países y regiones geográficas. "De hecho, lo que vemos es una recuperación, cada vez más impulsada por dos motores: Estados Unidos y China", ha señalado en referencia al pequeño grupo de países que a finales de este año estarán muy por delante de sus niveles de PIB anteriores a la crisis. "Son la excepción, no la regla", ha puntualizado.

En este sentido, Georgieva ha advertido de que la pérdida acumulada de renta per cápita en relación con las proyecciones anteriores a la crisis será del 11% en las economías avanzadas para el próximo año, mientras que para países emergentes y en desarrollo, excluida China, la pérdida será mucho peor, llegando al 20%, lo que supone que millones de personas se enfrentarán a la indigencia, la falta de vivienda y el hambre.

Asimismo, ha apuntado que, si bien una recuperación más rápida es una buena noticia en general, también puede generar algunos resultados menos deseados, incluyendo el riesgo de que la aceleración del crecimiento en EEUU pueda provocar un rápido aumento de las tasas de interés, lo que podría conducir a un fuerte endurecimiento de las condiciones financieras y a importantes salidas de capital de las economías emergentes y en desarrollo. "Esto plantearía grandes desafíos, especialmente para los países de ingresos medianos con grandes necesidades de financiación externa y elevados niveles de deuda. Muchos de esos países necesitarán más apoyo", ha indicado.

El fin de la pandemia: 7 millones al PIB

De este modo, la directora del FMI ha expresado la necesidad de seguir el ejemplo de la comunidad científica e intensificar la colaboración internacional en la lucha contra la pandemia "haciendo lo que sea necesario para aumentar la producción, distribución y despliegue de vacunas".

"Un progreso más rápido para poner fin a la crisis sanitaria podría agregar casi 9 billones de dólares (7,6 billones de euros) al PIB mundial para 2025", ha subrayado Georgieva, advirtiendo de que "la ventana de oportunidad se está cerrando rápidamente" por lo que cuanto más se tarde en acelerar la producción y el lanzamiento de vacunas, más difícil será lograr estos beneficios.

Asimismo, la búlgara ha reiterado que mientras continúe la crisis deberán mantenerse las medidas de ayuda a los hogares y las empresas viables, lo que requiere de políticas más específicas y marcos temporales a medio plazo creíbles, así como del mantenimiento de políticas monetarias acomodaticias, aunque sin perder de vista los riesgos para la estabilidad financiera.

Por otro lado, la directora del FMI ha recordado la necesidad de salvaguardar la recuperación, por lo que, a medida que la pandemia retroceda, deberán retirarse las medidas de apoyo, aunque ha subrayado que esta transición deberá manejarse con cuidado para amortiguar el impacto en los trabajadores, a través de la implementación de ayudas a los ingresos, subsidios específicos a la contratación y para el reciclaje profesional de los trabajadores afectados.

También debería haber más apoyo a las pequeñas y medianas empresas viables mediante inyecciones de capital y procedimientos de quiebra más eficaces, ha recomendado Georgieva, subrayando que la pymes son el mayor empleador del mundo.

Además, la crisis ha puesto de manifiesto la importancia de invertir en resiliencia, especialmente ante las crisis climáticas, lo que está generando un nuevo impulso hacia economías más verdes, inteligentes e inclusivas, aunque de momento solo una pequeña fracción del estímulo fiscal implementado se ha dirigido al clima y las finanzas verdes. "Un impulso coordinado de infraestructuras verdes, combinado con la fijación de precios del carbono, podría impulsar el PIB mundial en los próximos 15 años en un 0,7% y crear millones de empleos", ha añadido.

Asimismo, ha destacado el potencial que representa la digitalización, incluyendo distintos aspectos como el comercio online, la emisión de monedas digitales o la inversión en infraestructuras digitales, que podrían transformar el sistema económico, impulsando la productividad y el nivel de vida, aunque para desbloquear dicho potencial deberá combinarse una mejor infraestructura y un mayor acceso a Internet con una mayor inversión en la educación y la salud de las personas. "Esto requiere de suficientes ingresos públicos y de sistemas fiscales nacionales reestructurados para el siglo XXI, lo que en muchos casos significará hacerlos más progresivos y más justos", ha defendido Georgieva.

Estos cambios deben acompañarse de la modernización de los impuestos corporativos internacionales a través de esfuerzos multilaterales, para asegurar que las firmas más rentables pagan una parte justa donde hacen negocios, lo que ayudará a fortalecer las finanzas públicas, especialmente en los países más pobres, ha apostillado.