La lucha contra el cambio climático es uno de los mayores retos a los que se enfrenta nuestra sociedad. Cada vez somos más conscientes de la importancia que tiene cuidar el medioambiente y aunque todos podemos aportar nuestro granito de arena, se necesita de una ayuda extra para reducir el CO₂ que ya se encuentra en la atmósfera. Existen soluciones que pueden ayudar a reducir estas emisiones, como el uso de tecnologías capaces de capturar el CO₂ emitido, así como nuevas formas de generar y consumir energía. Pero una alternativa natural, que cada vez está adquiriendo mayor repercusión, es la reforestación: volver a plantar árboles en un territorio que había sido un bosque con anterioridad o que en el pasado perdió gran volumen de vegetación. Los bosques tienen la capacidad de absorber CO₂ actuando como sumideros naturales de carbono.

Sembrar de oxígeno el planeta

Según el tercer Inventario Forestal Nacional, en España hay más de 9 millones de hectáreas de superficie forestal desarbolada y una importante superficie agrícola semi-abandonada que podría ser cambiada a uso forestal. Esto hace que nuestro país tenga un gran potencial para crear sumideros naturales de carbono capaces de compensar emisiones de CO₂ con el fin de descarbonizar el planeta.

En España hay 26 millones de hectáreas forestales y de ellas, 17 millones están forestadas

La reforestación es una importante herramienta para la producción de oxígeno necesario para la vida, de ahí que las grandes extensiones de bosques sean conocidas como “pulmones de la tierra”. Al plantar árboles sembraremos oxígeno para el planeta. Además, son una solución climática natural: cada árbol captura dióxido de carbono a medida que crece gracias a la fotosíntesis: cuanto más crece, más capacidad para absorber tiene y, por consiguiente, más CO₂ retira de la atmosfera. El impacto ambiental de un nuevo bosque se puede medir a partir de los 40 años desde su plantación y se estima que, en España, cada hectárea absorberá una media de unas 200 toneladas de CO₂ en ese periodo.

En nuestro país ya existen empresas que se dedican a la reforestación como herramienta de compensación de emisiones. “Empezamos plantando decenas de hectáreas, ahora estamos recuperando cientos y el año que viene estaremos trabajando en miles”, explica Enrique Enciso, cofundador de Sylvestris, una compañía participada por Fundación Repsol especializada en reforestación de bosques y desarrollo rural. 

Proyectos con triple impacto

“La apuesta por la reforestación tiene un impacto enorme, sobre todo en la España vaciada. Invertir en bosques que capturen CO2  va a suponer una gran oportunidad para las zonas rurales”, destaca Francisco Martínez, cofundador de Sylvestris.

En este contexto nace Motor Verde, una iniciativa pionera puesta en marcha por Fundación Repsol con el objetivo de impulsar la compensación de emisiones a través de reforestaciones a gran escala. El impacto es triple, ya que no solo se genera un beneficio medioambiental: también tiene beneficios para la sociedad, ya que es una herramienta para generar empleo local de calidad e inclusivo, dando prioridad a personas que se encuentran en situación desfavorecida o en riesgo de exclusión. Asimismo, es un motor para la economía rural, apostando por un negocio verde y sostenible, con gran proyección de futuro.

Además, Fundación Repsol, junto a los expertos de Sylvestris, ha impulsado otros proyectos de reforestación en España, creando nuevos bosques como sumideros de carbono. “Uno de los proyectos más importantes en los que hemos trabajado en 2020 ha sido en Teruel, en el municipio de Ejulve, donde hemos contratado a personas de la zona, la mayoría en situación vulnerable”, recuerda Enrique Enciso.

Además de en Teruel, se han impulsado proyectos de reforestación en los entornos de lugares como Cartagena, Tarragona y Muskiz. En Cartagena, por ejemplo, se han reforestado 17 hectáreas de terreno en La Atalaya, un enclave emblemático de la ciudad por su pasado y por ser uno de los montes más concurridos por los cartageneros para la práctica deportiva. Por su parte, en Tarragona, donde la finca de la Ermita del Remei de Flix (Catalunya) se vio afectada por el incendio de 2019 en la Ribera del Ebro, se han plantado más de 5.000 árboles en 10,5 hectáreas (que absorberán un total de 641 toneladas de CO₂ en los próximos 50 años), o en la zona de las Pozas en Muskiz (País Vasco) donde se ha reforestado un terreno de 7 hectáreas. También hay otros proyectos de reforestación en marcha en Galicia y Castilla La Mancha. Para todas estas iniciativas se ha contratado a trabajadores locales, que se encontraban en una situación de vulnerabilidad.

El cambio de concienciación y el compromiso con el medioambiente están consiguiendo que la reforestación se haya convertido en una de las propuestas más esperanzadoras en la lucha contra el cambio climático, además de ser una solución natural, con beneficios para la sociedad y rentable, para que las futuras generaciones hereden un planeta más sostenible.