El salario más habitual en España antes de la Covid-19 era de 1.540 euros brutos al mes (en 12 pagas) o 18.489 euros al año. Las remuneraciones entre los 'trabajadores de a pie' llegaron a la pandemia estancadas, pues de un año a otro el sueldo más frecuente apenas subió 21 euros al año, lo que viene a ser un muy parco incremento del 0,1%.

Así lo constata la Encuesta de Estructura Salarial publicada este martes por el INE, que también refleja un mayor incremento de los salarios por los extremos, tanto por las capas bajas (con la hostelería como principal protagonista), como por las altas (lideradas por las empresas de suministros energéticos). El salario medio se situó en el 2019 en 2.032 euros al mes (en 12 pagas) o 24.395,98 euros al año; lo que representa un incremento del 1,6% respecto al año anterior.

España 2019 o España 1 a.c. (antes de la Covid). La economía iba al alza, con un PIB que creció al 2%, y los salarios intentaban seguirle el ritmo, con un incremento medio del 1,6%. Los sueldos dejaban atrás el lustro de paupérrimos incrementos que vino tras la Gran Recesión, aunque no por ello habían conseguido recuperar el poder adquisitivo perdido durante la crisis financiera. Pues los sueldos entre el 2008 y el 2019 han crecido el 11,5%, de media; mientras que la inflación hizo lo propio el 13,6%. Más de dos puntos de diferencia, lo que se traduce en una pérdida de poder de compra acumulada de 454 euros al año o de 38 euros al mes.

La parcialidad, un lastre salarial

La pobreza laboral en España -tener trabajo y no por ello ganar suficiente para llegar a final de mes- continúa explicándose, mayoritariamente, por no poder trabajar las 40 horas semanales de una jornada ordinaria. Una de cada cuatro mujeres ganan menos del salario mínimo (en 2019, de 900 euros) y en ello influye los altos índices de trabajo a tiempo parcial entre las mujeres. Y los contratados a tiempo parcial no solo cobran menos, al trabajar menos, sino que su sueldo por hora también subió menos en el 2019. Concretamente cuatro veces menos, el 0,5%, que los contratados a tiempo completo (+2,2%).

Que las mujeres, mayoritariamente, sean las condenadas a tener un contrato parcial, pues según otros indicadores del INE dicha parcialidad es casi siempre involuntaria, explica también en parte la actual brecha salarial. Esta en el 2019 era, en términos brutos, del 19,5%. Pese a la distancia existente entre lo que ganan, de media, los hombres y las mujeres, la brecha iba hasta la Covid a la baja y en el 2019 acumuló su sexto ejercicio consecutivo de descensos. No obstante, desde los sindicatos ya han avanzado que dicha tendencia tiene muchos números de romperse en el 2020, a raíz de la crisis del coronavirus y la especial afectación que esta ha tenido sobre actividades con mayor presencia femenina.