El prêt-à-porter ha muerto, diseños sostenibles, únicos e ingeniosos una "moda de comunidad" que cada diseñador lleva a su territorio en prendas naif, de aire romántico, o con un punto cañero, según se ha visto este domingo en la pasarela de jóvenes talentos que tratan de no malgastar textiles y recursos.

El planeta cada vez más enfermo por el mal uso y abuso de los recursos naturales está obligando a que las nuevas generaciones, más en el sector textil, desarrollen su ingenio para vestirse, "el gusto por la moda no ha desaparecido pero el prêt-à-porter es historia", ha dicho el gallego J.C.Doggio que lidera la firma Goodption.

Criado entre vestidos nupciales, J.C.Doggio propone diseños únicos con una mirada sostenible, que van mucho más allá de la moda tradicional.

Son prendas que se adaptan, componiendo las diferentes tallas sin desperdiciar tejido, "creando arrugas y cosiendo pinzas exteriores que ciñen las telas al cuerpo", explica.

Hay que cuidar los retales y prendas 100 % naturales. "No importa que estén desgarrados o con manchas, son tesoros provenientes de una naturaleza anterior y desconocida, muy distinta a la que ellos ven ahora, seca y sin vida", ha añadido.

Catalana afincada en Pontevedra, Patricia Chamadoria, en su primera colección unisex, "Solsticio", da una segunda vida a mantelerias, sábanas, colchas, cortinas o mantas que encuentra en desvanes y anticuarios. "Mi intención es que sean piezas únicas y propiciar un consumo responsable".

Con esta forma de coser, consigue que cada prenda cuente una historia, "cada pieza tiene su propia personalidad".

Supervivencia, ingenio y conciencia medioambiental, así es la nueva generación de diseñadores, a la que se suma otra gallega Candela Nóvoa con su firma Delanovoa presenta "Benidorm", una colección de estética sesentera con estampados florales y de rayas.

Nacido en el pueblo de Lantejuela (Sevilla), Nicolás Montenegro, que ha trabajado en Dolce&Gabbana donde tuvo la oportunidad de vestir a estrellas Madonna, Beyoncé o Kylie Minogue, vuelve a la pasarela de jóvenes talentos para presentar ropa para ir de fiesta.

Con esa idea ha reintrepretado algunos de sus éxitos del año pasado, hace ropa femenina, "que le siente bien y favorezca porque la moda española está olvidando el vestir bien".

Un premio es un reconocimiento que no garantiza el éxito, "solo vendí una falda", asegura Robber Rodríguez, ganador de la pasada edición que con hoy ha vuelto a EGO con el objetivo de ofrecer a la gente joven prendas "difíciles" de encontrar en España. Así junto con Aleix Díaz y Paul Lorant forman el trío creativo de la firma Karont.

Han unido sus fuerzas para presentar una colección que tiene que ver con la "cultura urbana actual, que no está etiquetada con un nombre porque es diversa e inclasificable", ha contado Robber Rodríguez.

A partir de ahí, vuelcan sus conocimientos e inquietudes, que tienen que ver con artistas musicales y gráficos, ilustradores o series de televisión para construir una colección que "cubre diferentes estilos" como el gótico, "reif" y "college", "el nuevo barroco".

Lo que se traduce en pantalones denim del revés, camisetas con pecheras de monedas al estilo de los que usaban los caballeros medievales, cazadores tipo "bombers", suéters de punto y cazadoras.

"Cada pieza se confecciona de manera artesana en talleres de proximidad", con una producción a demanda, una manera de crear buscando la sostenibilidad.

Anaïs Vauxcelles, al frente de la firma 404 Studio, es la artífice de muchas de las prendas que visten las protagonistas de la última temporada de la serie de televisión "Élite" o las cantantes Kylie Minogue o Dua Lipa.

Y, en esta ocasión, la diseñadora, para sorpresa de muchos, ha sido galardonada con el premio Mercedes-Benz Fashion Talent por su colección realizada en punto, una técnica con la que construye prendas que nacen a partir de la tradición con un diseño actual, alejado del clasicismo.

Con la idea de que la moda limite su contribución al cambio climático, Cristina Ruiz, con su firma Puzzle ha confeccionado una colección con un lema "la no perdida de tejido" con la que minimizar los residuos. Su propuesta se basa en coloridos pañuelos y vestidos pintados a mano, con tintes al agua "para evitar residuos químicos".