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ECONOMÍA

El fiasco del plan del Gobierno contra el 'cotonet': solo interesa a un citricultor de Castellón

Los requisitos de tener una afectación superior al 60% y pagar la retirada de la fruta echan para atrás a los productores de naranjas

La plaga del 'cotonet' causa estragos en los cítricos de la Plana Baixa.

Se llama metil clorpirifos y este insecticida era la gran esperanza de los agricultores de Castellón para acabar con el cotonet, una plaga importada de Sudáfrica que está provocando pérdidas millonarias en la citricultura. Pese a ser un producto prohibido por la Unión Europea (UE), las presiones de la Conselleria y del sector surtieron efecto y hace justo un mes el Ministerio de Agricultura autorizó su utilización de manera excepcional. Pero lo que en un principio estaba destinado a ser el golpe definitivo para dejar KO al cotonet va camino de quedarse en muy poca cosa y en Castellón, de momento, solo un agricultor ha solicitado acogerse al plan de choque.

Aunque desde el departamento que dirige Mireia Mollà se pusieron enseguida manos a la obra y desde el minuto uno difundieron entre las cooperativas y organizaciones agrarias los dos documentos que debe cumplimentar el agricultor para que los técnicos de la empresa Tragsa realicen la fumigación en su parcela, la propia Conselleria reconoce que el plan ha despertado muy poco interés. En Castellón, la previsión era actuar en unas 1.460 hectáreas repartidas entre las comarcas de la Plana Baixa y Alta, pero hasta la fecha solo un productor ha remitido la documentación.

Pero, ¿cómo es posible que tras meses de reivindicaciones, el plan de choque no cale entre los productores de la provincia? Para las organizaciones agrarias la explicación está en los requisitos, que no todo el mundo puede cumplir. «Para que un agricultor pueda solicitar el tratamiento, los daños del cotonet deben superar el 60% de la superficie de la parcela y con ese porcentaje tan alto es muy difícil que la iniciativa funcione», dice Carles Peris, secretario general de la Unió de Llauradors.

Costes para el productor

Otro inconveniente es que, pese a que la Conselleria asume el coste del tratamiento, el llaurador debe hacerse cargo de los gastos que supone tirar la fruta afectada al suelo o recogerla y trasladarla a un vertedero autorizado, ya que una de las condiciones de la autorización es que las naranjas y mandarinas infectadas de cotonet no pueden ser destinadas al consumo humano y animal. De hecho, la Unió ya advirtió nada más conocerse el plan de choque que si la administración no aprobaba una línea de ayudas directas, a buena parte de los agricultores no les compensaría realizar el tratamiento.

El plan para acabar con el cotonet está pasando con más pena que gloria, pero también hay voces que auguran que a medida que pasen las semanas el interés irá en aumento. Y la clave radica en el descenso de la producción citrícola para la campaña que está a punto de arrancar. Este año, y según el aforo de la Conselleria, la cosecha de naranjas y mandarinas se reducirá en Castellón casi un 30% y, en el caso de variedad clemenules, la merma rozará el 40%. «Habrá productores que querrán primero recolectar y vender la parte de la cosecha que no está afectada por la plaga. Una vez salvada esa parte, y como hay tiempo hasta el 27 de diciembre, pedirán el tratamiento», aventuran fuentes del sector.

Otras voces, en cambio, creen que la mayoría de las parcelas afectadas por la plaga en más de un 60% se van a quedar sin recoger. «Ningún comercio va a querer entrar en fincas con una afección muy alta y se va a quedar mucha fruta en el árbol», explica José Francisco Sales, responsable del sector citrícola de AVA-Asaja. 

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