Aunque la recuperación de la economía de la Eurozona sigue siendo “sólida” y alcanzará el nivel previo a la pandemia a finales del año, hay riesgos en el horizonte -derivados de los cuellos de botella de la oferta y el aumento de los precios de la energía- que están llevando el crecimiento a un terreno más “moderado”. La presidenta del BCEChristine Lagarde, ha explicado este lunes ante la comisión de asuntos económicos de la Eurocámara que, aunque el gasto de los consumidores es sólido, la falta de materiales, equipos y mano de obra están lastrando la producción y debilitando las perspectivas a corto plazo. A este riesgo se suma el aumento de los precios de la energía que ha contribuido a disparar la inflación a niveles récord. Si la subida se mantiene, la inflación podría mantenerse elevada más tiempo del previsto inicialmente, ha alertado Lagarde, que descarta una subida de tipos de interés en 2022.

Pese a esta advertencia, el BCE sigue considerando que la subida de la inflación -se disparó al 4,1% en octubre- es temporal y que se irá moderándose gradualmente en 2022 hasta situarse por debajo del objetivo simétrico del 2%. Según el diagnóstico de la presidenta de la entidad bancaria, la subida de la inflación se debe a tres a factores principales. En primer lugar, al aumento de los precios de la energía que supone el 50% de la inflación. En segundo a la recuperación de la demanda tras la reapertura de la economía que enfrenta una oferta restringida y empuja los precios al alza y, en tercer lugar, a la reversión del recorte temporal del IVA en Alemania. Este último elemento desaparecerá del cálculo de la inflación a partir de enero de 2022 aunque los dos primeros podría durar más. 

Los precios actuales de los futuros apuntan a una notable relajación de los precios de la energía en la primera mitad de 2022. A medida que la recuperación continúa y los cuellos de botella de la oferta se relajan, podemos esperar que la presión sobre los precios de los bienes y servicios se normalice. Como resultado, todavía creemos que la inflación se modere durante el próximo año, pero tardará más tiempo en bajar de lo que se esperaba originalmente”, ha reconocido Lagarde que ha añadido que si los precios de la energía siguen subiendo o las restricciones de la oferta persisten la inflación podría "permanecer más alta durante más tiempo de lo que anticipamos actualmente”.

Esta situación podría llevar a salarios más altos y, en consecuencia precios más elevados, aunque la presidenta del BCE ha insistido que de momento no tienen pruebas de ello. “Vemos un crecimiento salarial el año que viene, posiblemente un poco más que este año, pero el riesgo de efectos de segunda ronda sigue siendo limitado”, ha dicho ante la Eurocámara. Lagarde también ha insistido en que dadas las perspectivas moderadas de la inflación para 2022 es “poco probable” que se cumplan las tres condiciones que lleven a un aumento de los tipos de interés. En cuanto a la compra de deuda pública por parte del BCE, Lagarde ha recordado que en un momento en que el poder adquisitivo ya está siendo reducido por el aumento de las facturas de la energía y el combustible, no es deseable un endurecimiento indebido de las condiciones de financiación y representaría un viento en contra injustificado para la recuperación”.