Sin duda 2022 será un año clave para encauzar la recuperación tras la Covid-19, sentando las bases para un futuro más sostenible en un entorno de incertidumbre, en el que las empresas juegan un papel determinante por su capacidad para materializar respuestas a los retos que afrontamos como sociedad. De la crisis debemos extraer aprendizajes que nos permitan articular un nuevo modelo de crecimiento, sustentado en la economía circular.

El consenso sobre la urgencia de avanzar en un nuevo modelo de crecimiento, con sectores fuertes que aporten valor añadido y creen ocupación de calidad, es inequívoco. Cada sector debe ser capaz de articular soluciones y contribuir a recuperar los niveles de actividad y de bienestar, en el marco de la hoja de ruta de la Unión Europea y los fondos Next Generation EU. Una gobernanza efectiva a nivel país debe ser capaz de garantizar que nos centremos en inversiones realmente transformadoras, con la base de la colaboración público-privada. Los criterios ESG –Environmental, Social, Governance– nos permiten contar con mejor trazabilidad sobre el camino andado y las propuestas de futuro y permiten también determinar cuándo una inversión es sostenible.

Desde el sector del agua –por su relevancia para la actividad económica y social y como elemento esencial para la vida– estamos proponiendo iniciativas para incrementar la resiliencia ante los principales desafíos que se nos plantean, incluida la emergencia climática, estableciendo los fundamentos para una reconstrucción verde e inclusiva para los próximos años. El sector del agua contribuye al desarrollo de otros sectores, genera confianza y empleo en la economía verde, ejecutando proyectos para avanzar en el desarrollo sostenible de las comunidades.

Como organización, abanderamos lo que entendemos como el modelo de empresa del siglo XXI, que es el de aquella empresa que añade valor, que satisface una necesidad social y que contrae un compromiso firme en la relación con todos los grupos de interés –no solo con los accionistas–; esto es, los trabajadores, los proveedores, la innovación, el desarrollo sostenible, la acción social y el conjunto de la ciudadanía.

En este sentido, y como propuesta para una recuperación sostenible e inclusiva, desde Agbar estamos progresando en dar forma a un pacto social, territorio a territorio, actualmente materializado en una cincuentena de municipios en colaboración con las respectivas administraciones. Esta propuesta de pacto social se basa en tres ejes: la solidaridad, para reducir las desigualdades; la ocupación de calidad, combatiendo la precariedad laboral; y la reconstrucción verde, para contribuir a la transición ecológica.

Tan importante como avanzar en iniciativas es rendir cuentas con todos los grupos de relación con los que interactuamos. Los ejercicios de diálogo y de escucha activa con las personas y entidades en nuestro entorno deben permitir establecer compromisos que nos faciliten contribuir, con la base de las alianzas, al progreso de la sociedad.

Los próximos meses serán muy relevantes para seguir concretando las acciones para la recuperación. Nuestro país, a la cabeza en vacunaciones a nivel mundial, ha demostrado que cuando nos organizamos somos capaces de llevar a cabo los proyectos de manera estructurada.