Más allá del coste humano en forma de muertos y desplazados por la guerra que Rusia ha iniciado en Ucraniahay también una factura económica de la invasión; y en el caso del campo extremeño dan por seguro que ahondará la crisis que se vive. Por un lado Ucrania está considerado "el granero de Europa", por la elevada dependencia en el continente de los cereales que se producen allí para alimentar directamente al ganado de las explotaciones agrarias o bien para producir los piensos que se utilizan de forma más extendida. A eso se une la dependencia también del gas ruso para la fabricación de algunos de los principales fertilizantes; y también el impacto que cualquier conflicto tiene en el precio de la energía en general y de los hidrocarburos en particular, más aún en un contexto que ya marcaba una escalda de precios sin precedentes. 

Esta guerra no es una excepción y, mirando solo a la economía, en el campo extremeño temen que contribuya a cebar más aún la tormenta perfecta que ha supuesto la pandemia, la subida de insumos y ahora la sequía, en un sector agroganadero que subsiste ya al límite.

«El impacto será negativo a corto y medio plazo. Los cereales se van a encarecer puesto que Rusia es el granero del mundo y Ucrania es el granero de Europa, lo que repercutirá directamente en los costes que tendrá que asumir la ganadería. Es una dificultad más en el día a día del campo y va a poner de manifiesto la debilidad que tenemos como continente y como país en esta cuestión, porque año tras año se han ido abandonando explotaciones de cereal y eso nos ha hecho dependientes de mercados exteriores», apunta Juan Metidieri, de Apag Extremadura Asaja. 

Globalización

Para José Cruz, de UPA-UCE, el conflicto y la «enorme interconexión» que hay ya entre todos y en todos los sectores, puede generar una «tormenta perfecta» en el caso del campo. «Porque a la subida de costes en los insumos se une el problema de la sequía», apunta el responsable agrario. Está convencido de que el incremento de precios, que en el último año ha oscilado entre el 25% y el 35% en algunos productos (electricidad, semillas, fitosanitarios, hidrocarburos..), se rebasará en los próximos meses por el conflicto. «Y el problema es que esa situación de inestabilidad hace también que se frenen las inversiones en el campo porque no hay un horizonte claro de cuándo se resolverá», apunta. 

El campo extremeño tiene a Rusia como referente para exportaciones de vino a granel, fruta o aceitunas, pero la principal incógnita ahora mismo es qué pasará con los cereales y especialmente con el maíz ucraniano, que supone la base de muchos piensos. 

«El precio del cereal es casi prohibitivo ya y el conflicto actual, unido a la sequía, puede propiciar un otoño muy complicado en las explotaciones si no se puede recoger heno ni grano por la falta de lluvias», apunta Luis Cortes, dirigente de la Unión. Junto a eso, teme también la respuesta que Rusia pueda tener a largo plazo a las sanciones aprobadas por la Unión Europea. Según recuerda, la respuesta de Rusia a las sanciones impuestas en 2014 por la anexión de Crimea «ya hundió el mercado de la fruta»

«La ganadería puede ser el principal sector afectado porque el 50% del grano que se usa en España, especialmente el maíz, procede de Ucrania y el precio ya pasó el año pasado de 175 a 300 euros por tonelada tras décadas parado», señala también Juan Moreno, de COAG.