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Testimonio

"En este país entrar como fija en una empresa parece que sea un lujo"

Sílvia Martín acaba de firmar la renovación de su contrato temporal. Pasa a indefinida en el taller de vehículos donde trabaja como administrativa. A sus 41 años, cuenta que no ha entrado nunca a ningún empleo directamente como fija

Sílvia Martín.

En el momento en el que Sílvia Martín descolgó el teléfono para atender a EL PERIÓDICO, diario perteneciente al mismo grupo editorial que este medio, no sabía qué iba a pasar con la renovación de su contrato. Hace seis meses entró a trabajar como administrativa y comercial en un taller de reparaciones de coches de Barcelona, con un sueldo de 1.200 euros al mes. Le hicieron un contrato temporal para probar y este mismo lunes la han llamado para que pasara a firmar el indefinido. “No quiero anticipar nada ni hacerme ilusiones, en el anterior trabajo donde estaba me hicieron promesas que luego no cumplieron y tarde un año y medio en que me pasaran a fija”, decía dos días antes de que le formalizaran la buena nueva.

Esta vecina de 41 años del barrio de Les Corts perdió su anterior empleo durante el primer año de pandemia. La empresa donde trabajaba, dedicada al reciclaje de cartuchos de tinta, la pasó al erte nada más declararse el estado de alarma y tras los seis meses estrictos que exige la normativa para no tener que devolver las ayudas públicas la despidieron. “No me sorprendió, cuando preguntaba qué iba a pasar después del erte todo eran silencios y excusas de que estábamos en una ‘nueva realidad’”, recuerda. “Lo que al final te dice que el hecho de ser fija tampoco es garantía de nada, porque de un día para el otro te pueden poner en la calle”, añade. 

No por previsible fue menos doloroso el golpe, aunque Sílvia se movió rápido, reactualizó su LinkedinInfojobs y demás cartas de presentación y se plantó en Barcelona Activa para reengancharse rápidamente al mercado laboral. Hizo un curso de inglés, otro de informática y a los pocos meses la llamaron para una entrevista. La inercia de crecimiento que lleva el mercado de trabajo en los últimos meses –se han creado casi 830.000 empleos desde marzo del 2020- jugó a su favor y su empaque hizo el resto.  

La historia de una generación

Queremos a alguien que se quede”, fue el mensaje que le dieron cuando le firmaron el primer contrato temporal. Una aparente contradicción que hasta ahora ha sido tónica habitual en el mercado de trabajo en España. Los datos publicados por el Gobierno este mismo lunes –el día en que Sílvia ha pasado a fija- dejan una cifra récord: 3 de cada 10 nuevos contratos en marzo fueron indefinidos. Hasta la aprobación de la reforma laboral lo habitual era 1 de cada 10. El empleo está ganando en estabilidad, pero 7 de cada 10 siguen siendo temporales. 

“A mis 41 años no he entrado nunca en ninguna empresa como indefinida, eso en este país parece un artículo de lujo. Y no debería, pero siempre primero te hacen un temporal y te dicen algo así como ‘bueno, es que la empresa tiene que mirar por su viabilidad’”, cuenta. La trayectoria laboral de Sílvia no es ni mucho menos única, sino más bien habitual entre su generación. Un informe de la UAB, elaborado por las investigadoras Mariona Lozano y Elisenda Rentería, constata que el tiempo que pasan los adultos jóvenes –entre 30 y 39 años- de hoy con trabajos volátiles es el doble que el que pasaban los de la generación anterior. Hoy, con su autógrafo ya estampado en su nuevo contrato indefinido, respira exultante, más tranquila.

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