Sin sorpresas en la reunión del Banco Central Europeo (BCE) de este Jueves Santo. En un contexto en el que la agresión rusa a Ucrania y la "incertidumbre asociada" están "deteriorando gravemente la confianza de las empresas y de los consumidores" y las "presiones inflacionistas se han intensificado en muchos sectores", la autoridad monetaria de la zona euro ha decidido mantener sin cambios los tipos de interés, en niveles mínimos históricos -cero o negativos, según el caso-, y concluir sus compras de deuda en el tercer trimestre, tras “los nuevos datos disponibles”, según ha informado en un comunicado. En la reunión anterior, el banco central había anunciado que se daría fin a dichas adquisiciones a lo largo del tercer trimestre si se confirmaban las previsiones de inflación a medio plazo. Y este jueves ha reafirmado esa intención.

Las compras netas mensuales del programa lanzado a mediados de 2014 (APP) tendrán un importe de 40.000 millones de euros en abril, 30.000 millones de euros en mayo y 20.000 millones de euros en junio. Mientras que la calibración de las adquisiciones a partir de julio "dependerá de los datos y reflejará la evolución de la evaluación de las perspectivas por el Consejo de Gobierno" en su próxima reunión en el mes de junio. En la reunión de este jueves, por tanto, se acordó que es "bastante probable" que en ese trimestre concluya el programa de compras pero "sin ser más específicos" de forma intencional, según ha explicado la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagardeen una rueda de prensa virtual. Así, el cónclave que se celebrará dentro de dos meses contendrá un "elemento de juicio" con respecto a la política monetaria.

No obstante, la presidenta del Banco Central Europeo ha dejado la puerta abierta a la subida de los tipos de interés --actualmente las operaciones principales de financiación y los tipos de interés de la facilidad marginal de crédito y de la facilidad de depósito se sitúan en el 0,00 %, 0,25 % y −0,50 %, respectivamente--, aunque esta no se producirá hasta que no haya "transcurrido algún tiempo" desde el final de esas compras y será "gradual". "La secuencia acordada es completar el programa de compra primero y algún tiempo después decidir el alza de la tasa de interés y los aumentos posteriores", ha reiterado Lagarde. "Y algún tiempo después puede ser cualquier momento entre una semana y varios meses", ha añadido, sin dar pistas.

También se mantiene como hasta ahora el programa de compras de emergencia contra la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés). Los vencimientos de los activos comprados al amparo del PEPP se reinvertirán hasta finales de 2024 y en caso de que exista una nueva "fragmentación del mercado", el BCE ejecutará esos vencimientos con "flexibilidad".

Gradualidad y flexibilidad

Según ha explicado Lagarde, el "viaje" hacia la normalización de la política monetaria comenzó en diciembre de 2021, con el anunció del plan de retirada de estímulos, se ha reconfirmado en febrero y aportado nuevas indicaciones en marzo, que ahora se reafirman, y en junio se tomará una decisión. Pero, Lagarde ha enumerado tres claves de la política monetaria de cara al futuro en medio de la incertidumbre actual: flexibilidad, más gradualidad y tener todas las opciones abiertas.

En este sentido, la presidenta del banco central ha sugerido la posible creación de un nuevo instrumento para hacer frente a la crisis actual enfatizar la importancia de la "flexibilidad". "Hay que reconocer el valor de la flexibilidad y mencionarlo como uno de nuestros principios. Hace dos años fue necesaria y nos movimos rápido (al poner en marcha el programa de compras de emergencia frente a la pandemia). Si es necesario nos moveremos rápido Decidiremos qué instrumentos son necesarios para mantener la flexibilidad", ha asegurado Lagarde.

El objetivo de la inflación

El objetivo de esta normalización monetaria es frenar el alza de la inflación, que ha aumentado significativamente en marzo en la zona del euro hasta el 7,5%, desde el 5,9% de febrero, "y continuará siendo elevada durante los próximos meses", según las previsiones del BCE, debido a unos precios de la energía que son un 45% más elevados que hace un año por la guerra de Ucrania. La presidenta del banco central, de hecho, ha afirmado que los costes energéticos "están elevando los precios de todos los sectores" y eso debilitará el crecimiento de la zona euro.

La senda marcada por el BCE va mucho más lenta que la de otros bancos centrales que ya han subido sus tipos de interés y van a reducir sus balances. Pero Lagarde ha asegurado que la economía de la zona euro "no es comparable" a la de otras regiones como Estados Unidos ("es como comparar manzanas con naranjas", ha dicho) y la reducción del balance es la última parte del plan.