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Entrevista

"La inflación está siendo peor que la crisis de la Covid-19"

La actual es una de las situaciones más “complejas” que han tenido que gestionar, según el presidente del Banco de Alimentos de Las Palmas

Pedro Llorca en el Banco de Alimentos de Las Palmas. JUAN CARLOS CASTRO

¿La inflación está afectando al Banco de Alimentos de Las Palmas? 

Sí, después de dos años padeciendo el largo proceso de la pandemia recibimos el 2022 con la ilusión de haber superado este problema pero llegó la invasión de Ucrania y ahora nos encontramos en una situación muy compleja a nivel mundial. Esta guerra ha provocado el bloqueo del gas ruso a todos los países que no estén en su ámbito de poder. Se ha encarecido de forma preocupante la electricidad y en consecuencia los alimentos. Este problema se traslada al beneficiario al cual no podemos atender como hemos hecho hasta hace muy poco tiempo.

¿Está siendo más perjudicial que la crisis ocasionada por la pandemia?

Esta situación me resulta más dolorosa que la llegada de la pandemia porque la Covid-19 provocó una oleada de solidaridad muy positiva para nosotros pero en este momento las familias son más precavidas con sus gastos, es normal, cuando hay incertidumbre la economía se contrae. Espero que vuelva otra vez la confianza para poder vivir de nuevo una rutina cotidiana y que con el esfuerzo de todos podamos salir de esta situación.  

¿Y en comparación con la crisis de 2008?

Fue menos dura que esta situación porque por aquel entonces la crisis afectó a muchos países pero ahora lo que estamos viviendo nos ha demostrado que somos más vulnerables de lo que creíamos. En la actualidad estamos presenciando un conjunto de problemas como la invasión de Ucrania, inundaciones e incendios. En este caso la pandemia afectó a todos los países, ya fueran ricos o pobres. Es una forma de tomar conciencia de que somos menos fuerte de lo que creemos. La sociedad y los políticos tienen que poner los pies en el suelo y pensar mucho más en que se tiene que proteger al pueblo.

No hemos reducido el número de beneficiarios pero sí hemos repartido más las existencias

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¿Falta mucho por hacer en Canarias en cuanto a pobreza?

Cuando la pobreza se cronifica la sociedad llega a un estado de postración y en nuestro caso vivimos en la tercera Comunidad Autónoma donde las condiciones de vida son peores. Siempre a la cola de la riqueza de este país están Andalucía, Extremadura y Canarias. Que en poblaciones tan grandes exista tanta pobreza es duro, hay que buscar el equilibrio para que todos los españoles tengamos los mismos derechos. Aquí hemos estado trabajando todos los días con pandemia y sin ella y en ese sentido creo que se debería reconocer la valentía que se ha tenido por parte del Banco de Alimentos de Las Palmas y por las entidades de reparto, que cumplen una labor esencial. 

¿No todas las instituciones han sido tan dedicadas? 

La administración pública no ha estado a la altura de las circunstancias durante la Covid-19. Muchas veces se retrasaron las cartas de derivación de los Ayuntamientos porque estaban confinados. No es de recibo que a una familia le digan que tiene que esperar tres meses para ser valorados y mientras no puedan buscar comida porque no tienen ese papel que lo avala. En ese momento había que buscar soluciones, no se podía alargar la angustia de las familias, no tendría que haber ocurrido nunca. Nosotros si mañana queremos cerrar lo hacemos, nuestro trabajo es totalmente altruista, quien tiene la responsabilidad de luchar por evitar que las familias pasen hambre son las administraciones públicas. 

¿Cómo se lucha contra la pobreza? 

Es una cuestión compleja. En la actualidad la Unión Europea (UE) a través del Fondo Europeo Plus y junto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible quiere luchar contra la exclusión social. Siempre hemos tenido la preocupación de proveer de comida a las personas y que se aclimaten a esta situación sin buscar alternativas propias. La UE y el Fondo Social Europeo van en esa dirección para que de una vez por todas evitemos la exclusión social que tanto nos tiene que preocupar, no solo por la condición de respeto del ser humano sino también porque distorsiona la sociedad en situaciones de violencia, como estamos comprobando en países latinoamericanos. Aquellos países que conviven en una situación de permanente pobreza se producen explosiones sociales no deseables. Nosotros desde hace un tiempo somos un altavoz, por lo que si nos encontramos con personas con predisposición de querer formarse los reconducimos a los centros donde pueden hacerlo. 

¿Han tenido que reducir el número de beneficiarios por el alto coste de los productos? 

No, pero hemos tenido que repartir más. Contamos con un programa que nos indica las existencias que tenemos y sabemos si podemos cumplir el ratio establecido. La función del programa es redistribuir los productos. Si no tenemos los suficientes recursos priorizamos en la cesta de la compra aquellos alimentos que son más demandados o nutricionales. Por ejemplo, si es necesario la fruta en conserva no la compramos porque no es imprescindible para la alimentación. Muchas veces es difícil y entre nosotros tenemos batallas al decidir qué priorizamos y qué no y en los alimentos en los que más gastamos. Siempre tenemos que estar buscando el mejor de los equilibrios. 

¿Ha aumentado el número de beneficiarios?

Hubo un momento en el que el número de beneficiarios pegó un incremento muy grande, afortunadamente se ha reducido. Es verdad que existen fluctuaciones, en verano baja la demanda porque hay mucho empleo temporal aunque con precariedad. Lo que sí está provocando la inflación es que antes una persona que ganaba 1.000 euros podía comer bien pero con el alza de los precios cuenta con menos capacidad económica para obtener los mismos alimentos. Con la pandemia pasó y ahora también, nos hemos topado a muchas personas que antes eran donantes y ahora son receptores de alimentos porque su situación familiar y personal ha cambiado completamente.

¿Cuáles son los alimentos que más se han encarecido? 

La leche, el aceite, los huevos, la carne, el pescado, las papas... Cuando España entró en la Unión Europea tuvo un parón muy importante en el cultivo del girasol y por eso el aceite de girasol ha tenido una baja de producción enorme y los precios son tan altos. Y para colmo se suma el drama de la sequía y el calentamiento global. Yo le quiero transmitir a todos los compañeros de la Junta Directiva de la Federación Española de Bancos de Alimentos (Fesbal), de la cual soy presidente, mi preocupación por esta serie de circunstancias que nos hace tener que afilar el látigo para ser muy exquisitos en la gestión. Con el cambio climático, los incendios que han destruido una parte importante del campo español y luego en otras partes del mundo que han tenido lugar inundaciones que han arrasado el mundo agrícola vivimos un momento complicado. Ahora estamos en un proceso de formulación porque desde la Federación entendemos que tenemos que ver con otros ojos o buscar soluciones diferentes para los nuevos problemas que enfrentamos. 

¿Y el número de voluntarios ha mermado? 

Afortunadamente no. De forma fija tenemos a 120 voluntarios trabajando. Es muy bonito, la satisfacción que te produce pensar que con el esfuerzo de todos los compañeros que estamos aquí alimentamos a tantas personas.

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