La cadena de bloques (blockchain) se está esparciendo cada vez más por nuestro entorno. No solo se asocia a criptomonedas sino que está presente ya en obras de arte u otros productos culturales e incluso en la moda y el sector maderero. Se trata de un conjunto de tecnologías que permiten llevar un registro seguro, descentralizado y distribuido de las operaciones digitales sin que tengan intervenir terceros. Hasta la productora y distribuidora de cine Filmax –del gallego Julio Fernández– ha echado mano de ella para celebrar con motivo del Festival de Cine de Sitges los 15 años del estreno de 'REC', la película que marcó un hito en la historia cinematográfica del género de terror en España.

Los fans de la saga 'REC' pueden comprar una edición limitada de coleccionables digitales realizados como NFT (token no fungible) que funcionan a través de la cadena de bloques y que permiten acceder a figuras en 3D y otros entornos a mayores. Su particularidad es que este tipo de documentos son únicos e irrepetibles, no existe ninguno otro igual.

Este tipo de productos han sido utilizados en otros coleccionables de películas como 'Matrix', 'No time to die' o 'Top Gun: Maverick', entre otras.

El profesor de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) –del grupo de Análisis y Modelización Económica– Manuel Fernández Grela destaca que “este es un sector que promete mucho de cara al futuro pero lo que se detecta en Europa, en general, y en particular en España es que hay mucha falta de información sobre el mismo así como de formación”. Por ello, Grela participará hoy martes en una jornada de formación en la Facultad de Ciencias Económicas de la USC en Compostela en colaboración con el Colegio Profesional de Engeniería en Informática de Galicia y la Agencia para a Modernización Tecnológica de Galicia.

En ella también intervendrá Wladimiro Navarro, director de blockchain en Addalia que hablará sobre la aplicación en el mundo real. Navarro adelantó a Faro de Vigo, del grupo Prensa Ibérica, parte de su discurso y aprovechamos para preguntarle también sobre qué es realmente la blockchain.

“En general, todos los modelos de la sociedad funcionan porque están centralizados y alguien nos da garantía de que la cosa funciona de una determinada manera. Yo sé que tengo mi dinero porque el banco me dice a mí y a todo el mundo que lo tengo. Todos tenemos confianza en el sistema. En el caso de blockchain, esta es una tecnología que permite funcionar igual pero sin tener a alguien en el medio que garantice todo porque se trabaja con las reglas definidas e implementadas. Entonces, puedo enviar dinero a otra persona con garantías sin tener a un banco en el medio”, explica.

Navarro recuerda que la cadena de bloques surgió buscando una fórmula para intercambiar dinero –aunque matiza que el bitcoin no es dinero– sin tener que emplear un intermediario como es el banco. “Esa fue la primera de las aplicaciones de la tecnología. Aparecieron las criptomonedas, mecanismos para intercambiarlas y especulación. En seguida se vio que esta tecnología se podía aplicar a otros ámbitos. Por ejemplo, se emplea para garantizar la trazabilidad de un producto desde su origen hasta que llega a la mesa porque en todo momento tengo traza (huella) de cada uno de los que participan en ese producto sin que tenga que confiar en un tercero. En la industria alimentaria, se utiliza mucho”, detalla.

En el caso del arte, detalla que el blockchain de los NFT permite acreditar que somos los dueños de una obra digital que podemos transferir a otra persona con todas las garantías de que nosotros somos los propietarios y que la hemos transferido.

No se compran esas zapatillas para ir a correr al campo sino para presumir con el avatar

Wladimiro Navarro añade que este esquema ha sido elegido por grandes firmas de moda como Nike para sacar productos NFT –como unas zapatillas digitales– que pueden utilizar los avatares de las personas en el metaverso (un mundo digital donde se puede mover nuestro yo virtual). “No se compran esas zapatillas para ir a correr al campo sino para presumir de que las tengo. Yo no me las compraría porque soy mayor pero mi hijo, sí, para presumir con su avatar en el metaverso o videojuegos. Nike ha hecho 180 millones de dólares de ventas por esas zapatillas”, destaca este experto.

Pero hay otras aplicaciones más tangibles como el echar mano de la blockchain para que las empresas presenten sus ofertas en concursos públicos. El Gobierno de Aragón lo ha implementado de manera que queda registrada una huella de esa oferta en la blockchain. “Nadie puede saber lo que estoy ofertando y ni yo ni nadie la podemos modificar después. El día de apertura de plicas se verifica y garantizas que no puede haber manipulación del sistema”, señala Navarro.

En Galicia, añade Manuel Fernández Grela, se está echando mano de ella para la trazabilidad en la industria maderera y también para iniciativas como la Bitcoin Gold, en la que uno de los promotores es vigués.

El problema de esta tecnología radica en la falta de formación para educar a profesionales en ella. “Si no se conoce la potencialidad que posee será difícil que se llegue a desarrollar una actividad importante en Galicia independientemente de las trabas de tipo legal”, advierte Grela.

Las tres universidades públicas gallegas (USC, UVigo y Universidade de A Coruña) están trabajando para comenzar a ofrecer programas en los que se incluyan materias relacionadas con el blockchain.

“Se empezaron a introducir en algunas asignaturas contenidos relacionados con esto. Lo que no hay es un programa específico dedicado al blockchain o materias específicas. De momento, solo se han introducido contenidos” en experiencias piloto, explica, a la espera de que la Consellería de Educación dé el visto bueno.