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Galicia

La guerra lastra la entrada del naval vigués en la nueva renovación de pesqueros rusos

Las sanciones impuestas al régimen de Putin complican “al extremo” la venta de equipos de cubierta | El Kremlin aspira a construir otros 60 buques de alta generación y factorías

Maniobra de virada de aparejo, completada, a bordo de un buque de Russian Fishery. | RF

El vínculo entre el naval vigués y Rusia viene de lejos. A finales de los ochenta, y a través de un broker británico, Factorías Vulcano y Naval Gijón se hicieron con el pedido para la construcción de quince arrastreros factoría de 105 metros de eslora valorados en 70.000 millones de pesetas (casi 421 millones de euros); de Teis salieron ocho unidades. Por distintos océanos circulan, aunque con otros nombres, muchos de aquellos ejemplares de la denominada “serie Vigo”: Mekhanik KovtunStanovlenieSolidarnost o el Sotrudnichestvo. Aquel programa, impulsado por el ministerio soviético de Pesca, pretendía dotar a su sector pesquero del músculo que había perdido en los últimos años de la Guerra Fría.

es una estrategia que el actual presidente ruso, Vladímir Putin, rescató en 2016 con su mano derecha Dmitri Medvédev. El plan era inmenso y pasaba por la construcción de enormes arrastreros y factorías de última generación a cambio de jugosas cuotas de pesca. Una vez más, el naval de Vigo entró en la terna como proveedor de maquinaria, principalmente de cubierta. Ahora, cuando el Kremlin acaba de anunciar una nueva edición de este proyecto, las opciones ya son mínimas como consecuencia de la invasión de Ucrania y las sanciones impuestas a Rusia.

La participación gallega en la primera oleada de renovación de flota pesquera pudo haber sido mucho mayor. Los astilleros rusos –buena parte de ellos, agrupados en el conglomerado estatal United Shipbuilding Corporation– carecían del know how para asumir la construcción de este tipo de buques. Fue cuando entró en escena Metalships & Docks, de Grupo Rodman: se encargaría de ensamblar un arrastrero de 108 metros de eslora en Teis, presupuestado en 90 millones de euros, que sería replicado después en gradas rusas. La compañía presidida por Manuel Rodríguez no logró aquel contrato –se fue a Turquía, al astillero Tersan Shipyard, ya bautizado como Vladimir Limanov–, pero auxiliares como PipeWorks, Ibercisa o Fluidmecánica sí sellaron importantes pedidos para armadoras como Russian Fishery (la que negoció con Metalships), Norebo o Russian Crab Company.

Hasta que la guerra atacó también la línea de flotación de este mercado. Desde la puesta en marcha del primer programa de renovación de barcos a cambio de cuotas (investment quotas program) y hasta la invasión de Ucrania, Galicia había facturado más de 110 millones de euros en Rusia con la venta de dispositivos eléctricos y aparatos mecánicos, según los registros de la Secretaría de Estado de Comercio.

¿Y ahora? Hay dos líneas de máximo interés para la industria gallega, tanto la que se puso en marcha después de 2016 como la que se acaba de poner sobre la mesa. De los 105 pesqueros de última generación que se comprometieron entonces, como reconoce el Ministerio de Industria ruso, solo se entregaron diez, y el objetivo de disponer de al menos 43 buques operativos a cierre de 2023 no va a cumplirse. De modo que, solo de esta primera tanda del programa, restan más de 90 efectivos por ensamblar, y a los que dotar de maquinaria de cubierta, sistemas de refrigeración o procesado. En la segunda, la prioridad es de disponer de otras 60 embarcaciones “altamente efectivas”, la mitad de las cuales estarán especializadas en la pesca de cangrejo real.

El problema, como destacan desde dos empresas auxiliares de Vigo, es volver a entrar en el mercado ruso con las sanciones en vigor, que afectan a las maquinarias. Si entre enero y agosto de 2021 las ventas de estos equipamientos al país rozaron los 20 millones de euros, en lo que va de año la facturación apenas ha superado los siete. “Se requieren múltiples trámites y requisitos y no siempre es posible cumplirlos”, expone una de las fuentes consultadas. Solo con la segunda fase del programa de construcción de buques y fábricas por cuotas, el Kremlin cuenta con generar una inversión de 4.900 millones de euros.

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