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Patronal

Pensiones, pacto de rentas y frenazo económico: los retos del ganador de las elecciones a la CEOE

Garamendi tratará de revalidar su presidencia al frente de la patronal, mientras la vicepresidenta de Foment buscará dar la sorpresa

El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, y la vicepresidenta de Foment, Virginia Guinda. / ARCHIVO

Antonio Garamendi y Virginia Guinda se enfrentan este miércoles por la presidencia de la CEOE. Los 224 electores de la gran patronal española deberán decidir cómo reparten sus 789 votos y eligen al timonel que deberá liderar a los empresarios durante los cuatro próximos años. El primer y más inmediato reto que deberá afrontar el o la vencedora será la reforma de las pensiones que ultima el ministro José Luís Escrivá y que promete aumentar los costes laborales para las empresas. También deberá capear las consecuencias de las mayor subida de precios en 40 años, que, entre otros, están provocando un enfrentamiento entre patronal y sindicatos por los salarios. A lo que cabe sumar un 2023 de previsto frenazo económico debido a las múltiples incertidumbres que envuelven la guerra de Ucrania, la subida de tipos y el encarecimiento de la energía.

La pugna entre Garamendi y Guinda es una obra con tintes de 'David contra Goliat'. El actual presidente de la CEOE ha logrado exhibir desde que anunció formalmente su candidatura el apoyo de las principales asociaciones territoriales y sectoriales dentro de la patronal. De hecho y pese a que la sombra de un candidato alternativo pesó durante las semanas previas al arranque del proceso electoral, la formalización de su rival sorprendió en parte de las esferas empresariales. La vicepresidenta de Foment del Treball Virginia Guinda decidió saltar al ruedo a última hora una vez el presidente de Faconauto, Gerardo Pérez, anunció que finalmente no postularía. Y es que la catalana ha manifestado públicamente que no concebía en ningún caso que Garamendi renovara el cargo por aclamación en ausencia de candidato.

Guinda ha tratado de buscar al apoyo de los sectores industriales y los descontentos por el perfil de liderazgo que ha imprimido Garamendi durante sus cuatro primeros años. La catalana confía en darle la vuelta a la tortilla y que las asociaciones que públicamente avalaron al vasco en secreto la acaben votando a ella.

Pensiones antes del 31 de diciembre

Las elecciones a la CEOE han empantanado las mesas de diálogo que mantiene la patronal con sindicatos y el Gobierno. A nivel tripartito, la reforma de mayor calado que ha quedado -oficiosamente- a expensas de los comicios empresariales es la de las pensiones. Escrivá lleva negociando entre bambalinas y sin papeles con los agentes sociales desde septiembre. Y a a partir de la semana que viene -una vez votados los empresarios- volverá a convocar formalmente una mesa y les presentará su primer borrador de reforma. La misma pretende aumentar las bases máximas de cotización, así como las pensiones máximas. Lo primero inevitablemente comportará un mayor coste para los empresarios, que deberán cotizar más por los trabajadores con sueldos más altos. Un mayor coste laboral que hace difícil que los empresarios tengan incentivos para votar la reforma. El ganador de los comicios de este miércoles deberá decidir y convencer a su junta directiva.

Otra carpeta de calado que tienen encima de la mesa los empresarios es el denominado pacto de rentas. Hasta ahora la iniciativa de Pedro Sánchez para frenar la inflación no ha agarrado y la negociación de los salarios ha ido por un lado y las medidas de contención del Gobierno por otro, sin coordinación entre las partes. La patronal no ha entrado a negociar un pacto de rentas para ceder parte de sus márgenes empresariales a cambio de unos mayores salarios, pero también de contención en el gasto público vía pensiones o salarios públicos. Incluso Garamendi llegó a plantear en público que un acuerdo salarial no era algo imprescindible.

Por ese frente le atacarán los sindicatos al futuro o futura presidente de la CEOE. Las centrales están logrando arrancar incrementos salariales cercanos al IPC allí donde tienen fuerza, especialmente en los entornos industriales y la gran empresa. Más en los servicios y la pyme tienen dificultades para lograr pactar cuantías que no provoquen un destrozo de poder adquisitivo a los trabajadores. Es por ello que CCOO UGT han iniciado un calendario de movilizaciones, que ya se saldó hace un mes con una gran manifestación en Madrid frente a la sede de la CEOE. Y durante los próximos meses, si no se desencallan los acuerdos entre cúpulas para consensuar unas referencias, el conflicto promete ir escalando en intensidad.

Un 2023 incierto

A los retos para antes de acabar el año se suma el horizonte 2023, de gran incertidumbre. El empleo hasta ahora ha aguantado y sigue creciendo a ritmos superiores a los inmediatamente previos a la pandemia, lo que indica que las empresas prevén seguir teniendo actividad y siguen ampliando plantillas para atenderla. No obstante, la gran mayoría de casas de estudios han ido revisando a la baja durante los últimos meses sus previsiones de crecimiento. La OCDE, por ejemplo, ha reducido esta semana al 1,3% su previsión del PIB para España en 2023. La Comisión Europa, por su parte, estima un 1%, la mitad que el Gobierno.

Un entorno volátil que puede agravarse dependiendo del frente bélico en el este de Europa y que amenaza con complicar los balances de parte de las compañías. Si bien hasta ahora la mitad de las grandes corporaciones han logrado aumentar su margen de beneficios pese a la crisis de precios.

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