PIB

La economía española superó el año pasado todos los pronósticos

Solo Airef, FMI y Funcas se acercaron con sus predicciones al 5,5% de alza del PIB en 2022

Billetes de euro.

Billetes de euro. / EP

Javier Cuartas

El crecimiento de la economía española superó el año pasado a todos los pronósticos difundidos por los centros de predicción tanto públicos como privados y tanto nacionales como internacionales. Solo la Autoridad Independientes de Responsabilidad Fiscal (Airef), el Fondo Monetario Internacional (FMI), y Funcas se acercaron al dato que desveló la semana pasada el Instituto Nacional de Estadística (INE), aunque ello fue tras sucesivas revisiones al alza de sus predicciones en el tramo final del año. Aun así, y pese a que la economía española desaceleró en el cuarto trimestre, el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) fue del 5,5%, dos y tres décimas por encima de los mejores vaticinios e incluso 1,2 puntos porcentuales más que el presagio del Gobierno (4,3%), calificado en algunos momentos del ejercicio como "triunfalista".

El crecimiento del 5,5% –el mismo que en 2021 y la mayor tasa registrada por la economía española desde mediados de los años 80– tiene mayor mérito porque se produce en un contexto internacional de dificultades extremas y consecutivas: 2022 aún vivió los coletazos dela Covid con la variante ómicron; la crisis de suministros con paradas de factorías por falta de componentes; la vorágine de la carestía de materias primas, alimentos y energía; la guerra de Ucrania desde febrero; la rauda subida de la inflación; el alza contundente de los tipos de interés en la eurozona a partir del 21 de julio (las tasas remontaron desde el 0% al 2,50% en solo cinco meses), y el paro nacional del transporte durante quince días en marzo. Solo en Asturias el conflicto supuso una pérdida económica de 300 millones, según la patronal FADE. A ello se sumaron los continuos anuncios de recesión que, aunque nunca se materializaron, drenaron la confianza y erosionaron las expectativas de consumidores e inversores, condicionando su toma de decisiones y contribuyendo con ello a debilitar el crecimiento o impedir que fuese aún más pujante.

Pese al crecimiento del 5,5% (el mayor de las grandes economías del área), España es el único país de la UE que aún no recuperó totalmente el PIB de 2019 (previo a la pandemia) aunque sí lo ha hecho el empleo. El retraso español no se debe tanto a la falta de reacción de los resortes de la recuperación, como evidencia el crecimiento, sino a que se partía de un desfondamiento muy superior en 2020 que el de otros países a causa de la Covid como consecuencia de que España es la economía con mayor dependencia del turismo (más que Italia, Grecia y otros) y la que sufrió por ello el mayor desplome.

Para 2023, y en línea con la desaceleración generalizada en el cuarto trimestre, todas las predicciones apuntan a una ralentización contundente para el conjunto de las economías avanzadas bajo un clima de fuerte incertidumbre. Para España las previsiones oscilan entre el 1,1% y el 2,2%, en todo caso por encima del resto de grandes economías europeas, según las predicciones de FMI, OCDE y UE. No obstante, y como ocurrió en el tramo final de 2022, varios centros de análisis ya han hecho en lo que va de enero revisiones al alza de sus pronósticos para 2023. El último lo hizo Caixabank el pasado viernes.

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