Resultados empresariales

Repsol gana un 70% más en 2022 con un beneficio casi récord de 4.251 millones de euros

La petrolera prevé una histórica inversión de 5.000 millones de euros durante este año

Vista de una gasolinera de Repsol.

Vista de una gasolinera de Repsol. / Agencias

Sara Ledo

Repsol cierra 2022 rozando su propio récord histórico de resultados al ganar 4.251 millones de euros (en 2010 llegó a los 4.693 millones), un 70% más que hace un año, gracias a los altos precios internacionales del gas y del petróleo que se dispararon por la guerra de Ucrania, pero moderados en la segunda mitad del año por el temor a una recesión global. La petrolera suma un beneficio neto de 6.750 millones en los dos últimos años, que no compensa las pérdidas de los dos años anteriores (2020 y 2019) cuando registró unos números rojos de 3.289 millones por la caída de la demanda por la pandemia del coronavirus y de 3.816 millones el año anterior, en este caso por un ajuste contable de 4.800 millones.

En el comunicado remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la petrolera defiende que “los precios energéticos se incrementan porque la demanda sube, a la vez que, contrario a lo que dictaría la lógica, se imponen dificultades a la producción de algunos productos energéticos. Los precios altos no son ‘caídos del cielo’, son consecuencia de las incorrectas decisiones adoptadas en Europa”. "Considerar extraordinario" este beneficio que "es, además de injusto, incomprensible y perjudicial para la economía española”, añade en alusión al gravamen sobre el 1,2% de las ventas en España de las energéticas aprobado por el Gobierno.

“El debate social sobre los beneficios empresariales hay que ponerlo en contexto. Los mensajes populistas solo sirven para dificultar la actividad empresarial, provocar desconfianza en los inversoresreducir la inversión y la actividad económicadisminuir la recaudación de impuestos y poner en riesgo el empleo industrial. Frente a estos mensajes, Repsol apuesta por un camino de responsabilidad con la sociedad”, ha defendido su consejero delegado de la compañía, Josu Jon Imaz.

Las buenas cifras han permitido a la empresa reducir su deuda neta un 61% durante el año pasado, hasta situarla en 2.256 millones de euros, así como aumentar la remuneración en efectivo un 11% en 2023, hasta los 0,70 euros brutos por acción (adelantando el objetivo para 2024), incrementar el 9,4% de la remuneración media de los empleados de la compañía (63.000 euros) y anticipar en tres años su objetivo de recompra y amortización de acciones al alcanzar a finales de 2022 los 200 millones de títulos amortizados. El Consejo de Administración ha acordado implementar en 2023 un nuevo programa de recompra de acciones propias por un máximo de 35 millones de títulos y proponer a la próxima Junta General una reducción de capital mediante la amortización de 50 millones de acciones propias.

Y todo esto con un ritmo de inversión de 4.182 millones de euros, un 40% más que el año anterior, para "avanzar en la transformación de su actividad". La mayor parte de esta cantidad se empleó en proyectos en la Península Ibérica (en España invirtió 1.400 millones de euros) y Estados Unidos. Para este año, Repsol prevé realizar una inversión orgánica histórica, de más de 5.000 millones de euros, de los cuales el 35% se asignarán a proyectos bajos en carbono.

En medio de las buenas cifras, la empresa defiende su contribución social para ayudar a sus clientes con el descuento adicional a los carburantes, vigente desde principios de abril hasta finales de diciembre, y que la compañía continuará ofreciendo hasta el 31 de marzo con un impacto para la compañía de 500 millones de euros, así como los cerca de 2.000 millones destinados a incrementar sus inventarios para garantizar el suministro en España, en un contexto de tensión en los mercados internacionales. Además, durante el ejercicio, la compañía ha decidido provisionar 2.485 millones de euros por el “deterioro del valor contable”, principalmente de las refinerías, “cuya rentabilidad y competitividad a largo plazo quedarían impactadas si no se corrigen aspectos que están lastrando al sector en Europa, como la inseguridad del entorno de negocio y la presión regulatoria y fiscal”.