CHOQUE ENTRE PAÍSES

Francia condiciona ahora el H2Med a poder enviar su hidrógeno nuclear a España

“Si no va en los dos sentidos, a Francia no le interesa”, advierten fuentes oficiales galas sobre el futuro corredor de hidrógeno entre ambos países.

Emmanuel Macron y Pedro Sánchez.

Emmanuel Macron y Pedro Sánchez.

Mario Saavedra / David Page

El choque de España y Francia por qué tipo de hidrógeno puede considerarse verde o no empieza a enconarse y está haciendo que ambas partes vayan elevando el tono. Y de manera colateral (o no tanto) amenaza con afectar al futuro del megaproyecto H2Med, el ‘supercorredor’ transnacional para transportar hidrógeno en Europa pactado entre ambos países junto a Portugal y Alemania.

La Comisión Europea ha propuesto esta semana que al menos parte del hidrógeno que se produce utilizando energía procedente de centrales nucleares sea considerado con una etiqueta análoga al hidrógeno generado con energías renovables, apoyando así las tesis de Francia, la mayor potencia nuclear de la UE. Una postura inicial de Bruselas -que aún deben respaldar los Veintisiete y la Eurocámara para ser oficial- a la que se opone con firmeza el Gobierno español, que rechaza regalar la vitola de verde a una energía que no lo es.

La propia vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha criticado con dureza esta posibilidad y ha llegado a hablar de “trato de favor” hacia Francia, de que se “busca confundir” tipos de energía y ha advertido de que España “no va a ceder” en este punto. Unas críticas que han sido respondidas por el propio embajador de Francia en España, Jean-Michel Casa, en una tribuna publicada en EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica.

El problema es que la intensidad de la presión del Gobierno francés para que la UE iguale las condiciones del hidrógeno renovable y el nuclear llega hasta a amenazar con seguir adelante con el H2Med. Un corredor que inicialmente se diseñó para unir Portugal, España y Francia para transportar hidrógeno verde -producido con renovables- de la Península Ibérica hacia Europa, pero que al alargarse finalmente hasta Alemania abría la puerta a que sirviera para inyectar también hidrógeno rosa -generado por electricidad de las nucleares- producido en Francia.

El H2Med en principio estaba planteado para llevar hidrógeno de la Península Ibérica hacia Europa y los estudios técnicos hechos públicos no contemplaban el sentido inverso para mandar hidrógeno de Europa hacia España. Pero Francia, en pleno choque por el color del hidrógeno y la etiqueta de sostenible que reparte la UE, advierte ahora de que el corredor debe poder utilizarse también para mandar su hidrógeno -producido con la electricidad de sus reactores nucleares- hacia España. “Si no va en los dos sentidos, a Francia no le interesa”, avisan fuentes oficiales galas en declaraciones a este diario sobre la necesidad de que el futuro hidroducto sea bidireccional en su flujo de transporte de la energía.

El propio embajador de Francia en España subraya en su tribuna publicada en este medio que ni el acuerdo entre países para poner en marcha el H2Med ni la declaración conjunta de la cumbre hispanofrancesa de Barcelona del pasado enero hacen “ninguna referencia a un funcionamiento del H2Med únicamente en sentido de Barcelona hacia Marsella (y el resto de Europa), como se ha pretendido en estos últimos días (porque, como es lógico, las interconexiones de este calado siempre se conciben para funcionar en doble sentido)”.

¿Solo 'verde' hasta Marsella?

El plan original pactado entre Madrid, París y Lisboa pasaba por unir los tres países con un corredor con dos tramos que está previsto que estén operativos entre 2028 y 2030. Un tramo unirá España con Portugal (entre Celorico da Beira y Zamora) y el otro con Francia (entre Barcelona y Marsella, con un tubo submarino). Tras sumar posteriormente también a Berlín, la red de tubos se extenderá por suelo francés hasta llegar a Alemania y la pretensión es acabar desplegándolos a otros países del norte y el centro de Europa.

Madrid, Lisboa y París presentaron en diciembre a la Comisión Europea la candidatura del H2Med para ser considerado proyecto de interés común (PCI, por sus siglas en inglés) y obtener ayudas por hasta la mitad de los 2.850 millones de euros necesarios para construir los dos tramos de hidroductos en los tres países. El proyecto técnico enviado a Bruselas, según fuentes oficiales españolas, solo contempla que el H2Med se utilizará para transportar hidrógeno verde y que únicamente servirá para exportar el gas renovable de la Península Ibérica hacia Francia, sin estar previsto el sentido inverso en el flujo.

La documentación remitida a la Comisión Europea para obtener financiación europea establece que no está previsto utilizar el hidroducto para que España importe hidrógeno desde Francia -que podría estar producido con la electricidad de las nucleares galas- y en las instalaciones diseñadas no se incluye un compresor en Marsella que haría posible invertir el flujo, explican fuentes gubernamentales. Pero una vez que la red de hidroductos se extienda más allá de Marsella, el hidrógeno que se transportará no tiene por qué ser exclusivamente renovable.

No obstante, aunque en el proyecto original solo se contempla el flujo en dirección España-Francia y no al revés, fuentes del Ministerio español para la Transición Ecológica reconoce que los gestores de las redes de transporte de gas de los países implicados (el español Enagás, los franceses Teréga y GRTgaz y el portugués REN) aún "siguen trabajando en sus detalles técnicos" para concretar las características definitivas del proyecto.

Para la producción de hidrógeno como fuente de energía hace falta electricidad. Con ella se produce la electrólisis del agua, que separa el hidrógeno (H2) del oxígeno (O). Se considera “hidrógeno verde” aquel en el que esa electricidad necesaria se ha obtenido de fuentes renovables de energía, como la eólica o la solar. El “hidrógeno rosa” es aquel en el que la electrólisis se hace con energía proveniente de centrales nucleares y, como Francia es una potencia de la energía nuclear, el hidrógeno que produzca utilizará este tipo de energía.

La propuesta de la Comisión Europea sobre la catalogación comunitaria del hidrógeno supone en la práctica equiparar las condiciones de ambos tipos de hidrógeno, tanto el renovable como el elaborado con energías bajas en carbono como la nuclear. Los Veintisiete disponen de un mes para pronunciarse sobre los actos delegados de la Comisión al respecto. El Gobierno español aún no se ha pronunciado formalmente hasta analizar el profundidad los documentos de Bruselas, pero no descarta presentar alegaciones para bloquear la entrada en vigor de la propuesta.