Economía

Canarias, entre las regiones menos competitivas de la Unión Europea

El desempleo, la escasa innovación y las deficiencias en infraestructuras dejan a las Islas por detrás de Chipre, Eslovaquia, Hungría o las exrepúblicas soviéticas

Turistas en la playa.

Turistas en la playa. / EP

Moisés Álvarez

Canarias está entre las regiones menos competitivas de la Unión Europea (UE). Mejor dicho: Canarias se mantiene un año más entre las regiones menos competitivas de la UE. El Archipiélago es un pasajero habitual en el furgón de cola del Viejo Continente, y los últimos años no precisamente han sido los más propicios para lograr asiento en un vagón de superior categoría. El Instituto de Estudios Económicos (IEE), un think tank o laboratorio de ideas dedicado a la investigación en los campos de la economía y la sociología, acaba de publicar un pormenorizado análisis de la competitividad de las entidades locales y las Comunidades Autónomas. Un estudio que se basa en los datos y la metodología de la propia Comisión Europea y que muestra una foto de familia de las regiones de la UE en la que las Islas aparecen de nuevo entre las más desfavorecidas. Los crónicos altos niveles de desempleo, el escaso peso de la innovación en el tejido productivo y las deficiencias en materia de infraestructuras son tres de los principales problemas que relegan a Canarias a la cola de la UE. En España, solo Extremadura saca peor nota que el Archipiélago, que tiene por delante a Eslovaquia, a Hungría, a Chipre e incluso a las exrepúblicas soviéticas de Letonia, Lituania y Estonia.

La competitividad de un territorio es su mayor o menor capacidad para ofrecer un entorno atractivo y adecuado para las empresas y los trabajadores. Y para medir esta capacidad se analizan 68 indicadores agrupados a su vez en 11 grandes pilares: la calidad de las instituciones; la estabilidad macroeconómica; la adecuación de las infraestructuras a las necesidades sociales y empresariales; la salud pública; la educación básica; la educación superior; la eficiencia del mercado laboral; el tamaño del mercado interior; la disponibilidad tecnológica; la sofisticación del tejido empresarial; y la innovación. Tras meter todos estos ingredientes en la coctelera, resulta que Canarias obtiene una nota de 76,1. Una cifra que por sí sola no dice gran cosa pero que es muy baja. Bajísima.

Hay una correlación manifiesta entre una baja competitividad y la menor riqueza de un territorio

A nivel nacional, solo Extremadura saca peor nota que el Archipiélago –70,9–, de modo que en el ranking de las 17 Comunidades Autónomas, las Islas son segundas por la cola. Con todo, lo peor no es ese penúltimo puesto en la clasificación estatal de la competitividad, sino que se trata del penúltimo puesto entre los territorios de un país, España, que no llega a la media de la UE. De hecho, solo tres de las 17 autonomías –Cataluña, País Vasco y en especial la Comunidad de Madrid– superan el promedio de las regiones comunitarias. Así que, en realidad, Canarias está a la cola de la cola en el mapa europeo de la competitividad.

Las Islas se colocan a la cola de un país que está a su vez a la cola del Viejo Continente

Para ver con mayor claridad en qué posiciones quedan España y sus distintos territorios dentro de la UE, los analistas del Instituto de Estudios Económicos comparan las notas del país y de cada una de las Comunidades Autónomas con las notas medias de las regiones de los restantes Estados miembros. Una comparativa que deja al Archipiélago en ese furgón de cola del que no logra escapar. Al margen de la susodicha Extremadura –compañera inseparable de Canarias en los últimos puestos de casi cualquier clasificación socioeconómica–, las Islas solo tienen por detrás a las regiones de Grecia, donde aún supuran las heridas de la crisis de deuda que desembocó en la intervención del país por las autoridades comunitarias; de Bulgaria, que todavía no cumple las condiciones para adoptar el euro; y de Rumanía, un Estado donde tampoco circula la moneda común y donde las empresas se concentran al oeste del país porque en gran parte del territorio oriental aún no se han modernizado las infraestructuras heredadas del comunismo. En cambio, son más competitivas que el Archipiélago todas las demás regiones que integran la Unión Europea, por más que en algunos casos pueda resultar sorprendente. Las de Croacia, que en solo un par de décadas ha pasado de sufrir una cruenta guerra a consolidarse entre los destinos turísticos emergentes; las de Hungría, donde todavía están por concluirse las grandes reformas sanitaria y tributaria; las de la República de Chipre, un país muy condicionado por la división territorial a la que dio lugar la invasión turca de 1974 –las autoridades otomanas controlan desde entonces el norte de la isla–; o las de las antiguas repúblicas soviéticas de Letonia, Lituania y Estonia. Estonia es, de hecho, uno de los más claros ejemplos de cómo puede pasarse de una economía en graves problemas a un período de prosperidad en muy poco tiempo. De una economía con las rémoras del comunismo, lo que frenó el desarrollo en los primeros años de independencia, a una economía en transición que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha calificado de "excepcional". Una evolución extraordinaria en la que subyace la ambiciosa apuesta que su Gobierno hizo en 1996 por las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Una apuesta, en definitiva, por la innovación, que es justamente uno de los hándicaps de Canarias.

"Muy alejadas"

El estudio del IEE muestra que Extremadura, el Archipiélago y Andalucía, "con una puntuación que no alcanza los 80 puntos", están "muy alejadas del promedio europeo". Tan es así, que las regiones menos punteras de Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Dinamarca o Suecia –los cinco países con los territorios más competitivos del continente– están muy por encima de las Islas. Y eso –cabe insistir– las menos punteras. La única autonomía que puede mirar a los ojos a las regiones más competitivas de la UE sin bajar la mirada es la Comunidad de Madrid, que incluso supera la media de los Länder alemanes. Es más, Madrid lidera la clasificación de la competitividad de los territorios europeos en el ámbito de la salud. El contrapunto a Madrid es, claro, Canarias.

Al margen de en la estabilidad macroeconómica y en la educación básica –donde las 17 Comunidades Autónomas obtienen la misma nota que España en su conjunto–, las Islas se quedan por debajo de la media nacional –y por supuesto europea– en los restantes nueve indicadores, con valores muy bajos en innovación –55,3 puntos frente a los 120 de Madrid–, mercado laboral –con 58,9 puntos que palidecen ante los 97,8 de País Vasco– e infraestructuras –62,4 por 154,3 de Madrid–.

En el IEE concluyen que la relación entre la competitividad y la renta per cápita de un territorio es "directa y sólida". A mayor competitividad, mayor riqueza o PIB per cápita, una premisa que en Canarias es un axioma. No en vano, las Islas llevan alejándose de la renta nacional desde comienzos de siglo. Un proceso de empobrecimiento relativo que no tiene fin y que cada año agranda un poco más la brecha entre el nivel de vida en el Archipiélago y el nivel medio en el país.

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