AUTONOMÍA ESTRATÉGICA
El Gobierno se lanza a exprimir los minerales críticos de España con el primer plan masivo de exploración desde el franquismo
Busca reforzar la autonomía estratégica de la UE con un plan de acción de búsqueda de materias primas autóctonas y de reciclaje en plena escalada del proteccionismo y de las tensiones geopolíticas.
Las CCAA tienen las competencias para autorizar nuevas explotaciones y ya están bloqueando algunos proyectos, pero tanto el Gobierno central como la Unión Europea pueden forzar la tramitación si los consideran estratégicos.

Mina de wolframio en Galicia. / RAFAELLA RESOURCES - Archivo

La transición energética y la digitalización exigen un uso intensivo de materias primas minerales que se consideran críticas. La dependencia de Europa de terceros países (singularmente China, pero también EEUU, Rusia o algunos estados africanos) para conseguir estos minerales estratégicos es total, y la previsión es que la utilización de materiales como el litio, el grafito, el cobalto, el níquel o las tierras raras crezca de manera disparada en las próximas décadas.
En la nueva era de tensiones geopolíticas renovadas a escala global, y ahora también en pleno despliegue de políticas económicas proteccionistas, la Unión Europea intenta reforzar su autonomía estratégica en este campo y reducir su extrema dependencia del exterior en la extracción y el procesamiento de materiales fundamentales. En este contexto, el Gobierno español lanza ahora un plan masivo de exploración de minerales en su territorio y de reciclaje de los residuos que los contienen para impulsar la autonomía nacional y europea.
El Ministerio para la Transición Ecológica ha iniciado la tramitación del Plan de Acción de las Materias Primas Minerales para el periodo 2025-2029, el primer plan quinquenal de estas características y en cuya elaboración han participado una decena de ministerios, empresas y organismos estatales, comunidades autónomas, ayuntamientos, el sector minero e industrial, e incluso también el Departamento de Seguridad Nacional, directamente dependiente de Moncloa. El Ejecutivo abre ahora el trámite de audiencia pública en busca de nuevas aportaciones de actores implicados para su aprobación definitiva en los próximos meses.
La nueva hoja de ruta incluye la puesta en marcha de un Programa Nacional de Exploración Minera hasta el final de esta década, con el objetivo de mejorar el conocimiento (y analizar su futura explotación) de cuáles de los minerales que la UE considera estratégicos existen en España y cuáles se pueden reaprovechar mediante el reciclaje de los residuos. España no desarolla una prospección masiva de sus minerales desde el posfranquismo. La última fue el Plan Nacional de Minería desarrollada entre 1969 y 1970 y entonces no se desarrolló en busca de minerales que son los que ahora se consideran fundamentales para el desarrollo de las renovables y de los equipos tecnológicos, como el litio, el níquel, el cobalto o las tierras raras.
El programa de exploración contempla la realización una prospección tanto de los minerales que aún hay en el subsuelo español (situados en la franja oeste del país, de Galicia a la Andalucía más occidental, pasando por Castilla y León y Extremadura) como el millar de grandes instalaciones de acumulación de residuos de explotaciones mineras en activo y ya cerradas, como escombreras o balsas. Los trabajos correrán fundamentalmente a cargo del Estado, pero también se subvencionará la ejecución de estudios de exploración y análisis por parte de empresas privadas, y pueden acabar reimpulsando las 2.700 explotaciones mineras aún en activo en España o dar una nueva vida a los materiales acumulados a las que ya paralizaron su actividad.
El Gobierno pretende volver a analizar utilizando la tecnología actual todos los estudios geocientíficos realizados en las últimas décadas (con información de unos 250.000 metros de sondeos que acumula el CSIC) para buscar recursos no identificados. Pero también realizará estudios geofísicos y de detección remota, así como sondeos y catas tradicionales. El objetivo es elaborar un nuevo mapa de toda la potencialidad de explotación y utilización de minerales que ahora se consideran fundamentales para las renovables, los móviles o los coches eléctricos. Entre el listado de los materiales clave que maneja el Gobierno no figura el uranio, un mineral presente en territorio español, que es fundamental para activar las centrales nucleares (en pleno debate nacional sobre el calendario de cierre de los reactores) y que no figura entre los seleccionados por la UE como estratégicos.
El Ministerio para la Transición Ecológica asegura ser consciente de que la puesta en marcha de nuevos proyectos de explotación minera en el país despierta contestación social en los territorios en que se ubican y que algunas comunidades autónomas están bloqueando algunos proyectos al estar cedidas a las administraciones regionales las competencias de tramitación y autorización. No obstante, el Gobierno central tiene potestad para reservarse el control de determinadas explotaciones o productos concretos si se consideran fundamentales para los intereses nacionales, y la Unión Europea también puede declarar proyectos de carácter estratégico y obligar a las CCAA a tramitarlos en un máximo de 27 meses.
El Plan de Acción de momento no contempla una estimación presupuestaria concreta, y desde el Gobierno se despacha el asunto esgrimiendo para no desvelar previsiones que no haya un proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2025. En paralelo, el Gobierno pretende potenciar proyectos españoles que sirvan para reforzar la seguridad de abastecimiento nacionales y comunitaria, y conseguir financiación de fondos europeos específicos para los denominados Proyectos de Especial Interés Común (IPCEI) para el conjunto de la Unión.
Reciclar y procesar minerales críticos
El Plan de Acción busca impulsar una transformación integral del uso de minerales impulsando el reciclaje y reutilización de materiales que se encuentran en equipos tecnológicos y energéticos, y también la restauración de las antiguas minas y la sostenibilidad de toda la cadena de valor. La idea es un enfoque integral en el que se aborde la obtención, la gestión, el tratamiento y la recuperación de las materias primas minerales.
“El Plan busca un ‘enfoque 360’ para la gestión de materias primas, transformar un sector que mantiene a 30.000 empleos apostando por la identificación de las necesidades, el reciclaje y la circularidad, la trazabilidad de las materias que importamos, el conocimiento del recurso existente en España y la recuperación y restauración sostenible de espacios”, ha dicho este martes el secretario de Estado de Energía, Joan Groizard, tras un encuentro con el Grupo de Trabajo que ha participado en la elaboración del plan.
Entre otras actuaciones, el Plan Acción que lanza ahora el Ejecutivo contempla la elaboración de una nueva Ley de Minas (la vigente también es herencia de la dictadura, vigente desde 1973) para adaptarla al nuevo contexto y también a la normativa comunitaria de materias primas fundamentales. También se activará una reforma de la regulación de la gestión de los residuos de las industrias extractivas y de restauración de los espacios afectados por actividades mineras (con la posibilidad de impulsar la implantación de plantas de energías renovables en las antiguas minas), así como de las garantías financieras de las empresas mineras para que se hagan cargo del coste de los trabajos de rehabilitación.
España dispone de reservas potenciales de algunos de los minerales que la UE considera estratégicos o fundamentales, pero cuenta ya con una amplia actividad industrial vinculada a otras materias primas. España es el primer productor mundial de pizarra para tejados, el segundo de mármol y rocas ornamentales, y el tercero de granito; dentro de la UE es el único productor de estroncio y sepiolita, el primero de fluorita y yeso, y el segundo de cobre, magnesita y sales potásicas. Hay cerca de 2.700 explotaciones en activo que mantienen más de 30.000 empleos, cuya producción tiene un valor superior a los 3.500 millones de euros al año. El valor económico de las materias primas fundamentales (como cobre, fluiorita, feldespato, estroncio, wolframio y tántalo) supera los 850 millones.
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