Transporte

Portugal sitúa entre 60 y 75 minutos el tiempo de viaje en AVE entre Vigo y Oporto para la próxima década

El Gobierno de Montenegro aprueba la modificación del Plan Nacional Ferroviario incluyendo paradas intermedias

Reactivan el contrato del segundo tramo a Lisboa con un recorte y posible interés español

El Tren Celta entre Vigo y Oporto a su paso por el puente internacional del Miño

El Tren Celta entre Vigo y Oporto a su paso por el puente internacional del Miño / Marta G. Brea

Víctor P. Currás

Vigo

Los portugueses volverán a tener un nuevo escenario de gobernabilidad dentro de dos semanas y el ferrocarril volverá a ser uno de los temas centrales de la agenda, aunque en esta ocasión con rango de ley. El ejecutivo de Luís Montenegro ha querido dejar asegurado el desarrollo del tren de Alta Velocidad en el país pese a la nueva convocatoria electoral del día 18. El objetivo es que Infraestruturas de Portugal (IP) pueda sacar adelante los proyectos que hay dentro del Plan Nacional Ferroviario sin depender de los vaivenes políticos.

El pasado 16 de abril el Consejo de Ministros aprobaba la última modificación de este documento rector, proyectado inicialmente por el Gobierno de Antonio Costa en 2020 y que no ha dejado de sumar retrasos en sus puestas en servicio. En este avance destacan las previsiones para los tiempos de viaje en los principales itinerarios, situándose las estimaciones entre Vigo y Oporto en la horquilla de los 60 a los 75 minutos.

Y es que el tren rápido entre las dos primeras urbes de la Eurorregión no será tan veloz como algunos podrían imaginar. El gobierno luso proyecta que los servicios "directos" contarán con paradas fijas en Braga y Valença do Minho, mientras que los más lentos utilizarán la línea convencional para añadir las de los municipios de Trofa, Famalicão y Nine, donde enlazará con el nuevo trazado de 68 kilómetros.

Nuevas estaciones

En el texto publicado en el Diario da República reconoce que esta línea es "la prolongación natural del eje Lisboa-Oporto", permitiendo la conexión con el Eje Atlántico ya existente hasta A Coruña. En el reconocen el recorte "drástico" que supondrá la línea frente a las 2 horas y 24 minutos actuales del Tren Celta. Para ello se apunta a la construcción de nuevas estaciones para Valença y Braga ya que "la utilización de las existentes es técnicamente muy difícil y costosa".

Sin embargo, en el segundo caso urgen una solución que permita "tener la mejor conexión posible con otros servicios de transporte para un fácil acceso al centro de la ciudad" y el área metropolitana de la misma. Tal y como avanzó Faro de Vigo en abril del pasado año podría sumarse una nueva estación intermedia en Ponte da Lima "teniendo en cuenta los niveles de demanda y la existencia de capacidad para servicios adicionales". Por el contrario, en el lado español no está prevista ninguna parada hasta Vigo-Urzáiz.

Frecuencias por sentido

El texto legal también incluye los primeros detalles de cómo serán estos servicios pasantes en la cornisa atlántica. "En la pauta de servicio considerada en este Plan, el eje Oporto - Vigo está servido mediante la prolongación de algunos trenes procedentes de Lisboa, suponiéndose una frecuencia de al menos un tren cada 2 horas en cada sentido", señalan.

En cualquier caso, estos tiempos podrían no cumplirse por diversos factores como los que han ocurrido en el ferrocarril gallego. La construcción en vía única para ahorrar costes, la necesidad de "colchones" entre estaciones para evitar posibles retrasos o la falta de frecuencias restarían atractivo a una ruta que tiene como objetivo los 50 minutos en su fase final.

Nuevo contrato a la vista

En cualquier caso, será el nuevo gobierno resultante de los comicios del domingo 18 el encargado de construir e inaugurar los que serán los primeros kilómetros de Alta Velocidad en el país vecino. Entre sus nuevas tareas estará la re-licitación del contrato para el segundo tramo de la línea a Lisboa que tuvo que ser declarado desierto tras incumplir LusoLav los pliegos sobre la integración en Coímbra.

Para solucionarlo, el gobierno luso ha presentado ante la UE —que aporta más de 800 millones de euros— un nuevo trazado recortado en 10 kilómetros, abarcando solamente 60 kilómetros entre Oiã (Aveiro) y la parroquia de Taveiro.

Para desbloquear el contrato de 1.900 millones de euros será clave la presentación de más ofertas, algo que podría llegar con las constructoras españolas. Tal y como avanza el diario Expansión, Ferrovial, Acciona y FCC formarán un consorcio para concurrir, mientras que Sacyr aún lo está valorando. Las grandes compañías del sector se retiraron de la pugna el pasado otoño al cuestionar la viabilidad del proyecto con esos importes.

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