Bancos
La fusión a tres con Unicaja y Abanca, alternativa del Sabadell frente a la opa
Fuentes financieras apuntan que el banco catalán puede blindarse frente al BBVA con un 'caballero blanco'

El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, saludando a Josep Oliu, presidente del Banc Sabadell, en una imagen de esta semana. / FERRAN NADEU
Albert Martín
“De acuerdo, nada de BBVA. Pero, ¿cuál es vuestra alternativa? ¿Qué pasará cuando la economía no vaya tan bien?”. Con estas palabras explica una fuente financiera el dilema que afronta el Banc Sabadell en un momento clave para la operación hostil que le presentó el banco de origen vasco hace ahora un año y que apunta en la dirección de encontrar un caballero blanco: un plan alternativo para evitar una fusión que, de facto, acabaría con la entidad fundada en 1881.
Según ha adelantado La Vanguardia, el Gobierno central ha pedido a la entidad que preside Josep Oliu que estudie cambios en su accionariado que aporten la existencia de un núcleo duro sólido que pueda frenar operaciones como la que ha lanzado el BBVA y que amenazan con dejar el mercado financiero español con sólo tres grandes entidades. El ejecutivo de Pedro Sánchez plantea este escenario en un momento en que el ministerio de Economía estudia la operación y puede elevarla al consejo de ministros, donde se pondrían imponer nuevas condiciones a la operación o incluso prohibir una fusión entre bancos por motivos de interés general.
El sentido de esta petición es acabar con una fragilidad estructural del banco catalán, donde no hay grandes accionistas con arraigo territorial. El primer propietario de la entidad de origen vallesano es el fondo norteamericano Blackrock, con cerca de un 7% del capital; y los diez inversores institucionales con más peso en el accionariado rozan el 30% del banco. Muchos de ellos también son accionistas del BBVA y su voto en la opa no dependerá de razones de competencia, ni de equilibrio territorial, ni de mantenimiento de empleo o de centros de poder en Cataluña: sólo mirarían la rentabilidad.
El debate de la pasividad
La legislación española en materia de opas impone a las empresas que son objetos de una oferta de adquisición el deber de pasividad. Entre las acciones que no pueden adoptar los gestores se cuenta la emisión de nuevas acciones o la venta de activos; si el Sabadell se desprendiera ahora de un área de negocio, caería el valor del banco y alteraría su propio valor.
Las fuentes consultadas admiten que existe controversia legal sobre si un banco opado puede buscar una alternativa ante sus accionistas, pero existe un cierto consenso en que es la obligación del consejo buscar alternativas si van en beneficio del accionista. “Nada más conocerse la opa, el Sabadell contrató a Morgan Stanley y Goldman Sachs, y estos bancos de inversión, desde el primer día, tienen el mandato de intentar preservar la continuidad del banco y el de buscar alternativas al plan de absorción del BBVA”, explican fuentes conocedoras de la operación.
En este sentido, fuentes financieras que piden el anonimato explican a este diario que en los últimos meses el banco catalán ha mantenido contactos con distintas entidades. En el radar del consejo de administración que preside Oliu han estado siempre Unicaja y Abanca. Las fuentes citadas aseguran que con el banco andaluz hubo reuniones tanto por parte del presidente del Sabadell como de su consejero delegado, César González-Buen, como adelantó EL PERIÓDICO. Con Abanca, propiedad del empresario venezolano Juan Carlos Escotet, también ha habido contactos, según las mismas fuentes.
Una operación con cualquiera de ellos o con ambos a la vez tendría distintos beneficios. Por una parte, “resolvería al mapa bancario español” en la línea de reducir el número de bancos pequeños, que pueden estar más afectados por eventuales crisis económicas. Además, en el caso de Abanca, el BCE lo vería con buenos ojos ya que a día de hoy la entidad gallega no cotiza en bolsa, por lo que entrando en el perímetro del Sabadell ganaría en transparencia y supervisión.
Cualquiera de estas fusiones no sería letal en términos de destrucción de empleo, ya que existe una buena complementariedad del Sabadell con cualquiera de ellas: el Sabadell destaca por su presencia en el arco mediterráneo; Abanca es eminentemente gallega y Unicaja tiene en Andalucía su principal mercado.
En una eventual fusión entre Sabadell y Unicaja, el banco andaluz tendría aproximadamente la cuarta parte de los activos. Su principal accionista, la Fundación Bancaria Unicaja, históricamente vinculada al PP, se quedaría con una participación de la entidad resultante superior al 7%, lo que la convertiría en el primer accionista. Con Abanca ocurriría algo similar. La entidad gallega es seis veces más pequeña que el Sabadell, pero Escotet controla un 85%. Por esa razón, en caso de una fusión con el Sabadell emergería, con un 12%, como primer accionista de la nueva entidad.
Sin embargo, las fuentes consultadas plantean que la opción preferida no sería una fusión a dos, sino a tres. En ese caso, y haciendo una estimación respecto a la valoración de las tres partes, Escotet sería el primer accionista con cerca de un 10%, mientras la Fundación Bancaria Unicaja sería el segundo con alrededor del 6,5%.
Alternativas en el extranjero
Fuentes financieras consultadas por este diario apuntan que el Sabadell, ante la amenaza existencial a que se enfrenta, también ha salido de España a la búsqueda de un caballero blanco. Según estas voces, dos entidades francesas, BNP y Société Générale, han sido sondeadas. Se da la circunstancia de que el Sabadell ha tenido relación comercial con ambos bancos: vendió su negocio de depositaría a BNP y su gestora de activos a Société Générale.
Las mismas voces también apuntan que en su momento se exploró la posibilidad de un acercamiento al holandés ING.
Desde el banco catalán se ha descartado oficialmente que se busque un caballero blanco y mantienen su confianza en que, por razones de rentabilidad, evolución accionarial y dividendos previstos, los accionistas dirán no a la opa del BBVA.
“Ahora o nunca”
El banco catalán vive esta situación en un momento de máxima tensión ante la inminente decisión del gobierno central de dar su opinión sobre la opa. Las fuentes consultadas dan por hecho que el ejecutivo de Pedro Sánchez no impondrá grandes condiciones adicionales a la operación, aprobada ya por Competencia, pero sí dan por hecho que prohibirá una fusión. Eso haría que si el BBVA convence a una mayoría de accionistas del Sabadell pudiera ser propietario del banco, pero no podría fusionarlo dentro de su perímetro, beneficiándose de las jugosas sinergias que hacen deseables desde un punto de vista económico la operación. Las mismas fuentes explican que el BBVA ya comienza a tener asumido que este escenario es probable y deberá decidir si mantiene o no la oferta.
El ministerio de Economía tiene tiempo hasta el 27 de mayo antes de decidir si eleva la cuestión al consejo de ministros, que debería dar su opinión al respecto. Como apunta una voz financiera, “el zapato aprieta, y para el Sabadell encontrar un caballero blanco es ahora o nunca”.
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