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Miguel Benito Barrionuevo, abogado: “Las personas inteligentes no pagan impuestos en su indemnización por despido”

El experto en derecho laboral da las claves para ahorrar mucho dinero tras ser despedido

Un usuario consulta su ordenador portátil.

Un usuario consulta su ordenador portátil. / JCCM

Patricia Páramo

Cuando un trabajador pierde su empleo, una de las mayores preocupaciones suele ser la indemnización por despido. Lo que muchos no saben es que, en determinados casos, este dinero puede estar totalmente libre de impuestos, algo que marca la diferencia entre cobrar la cantidad íntegra o ver cómo una parte acaba en Hacienda. Así lo explica el abogado laboralista Miguel Benito Barrionuevo en su canal de TikTok, donde advierte a los trabajadores sobre los errores más comunes en estas situaciones.

La clave, según detalla el experto, está en cómo se reconoce la indemnización. La ley establece que las indemnizaciones por despido están exentas de tributar en el IRPF hasta el máximo legal fijado para cada tipo de despido. Sin embargo, este beneficio fiscal no se aplica si el pago se hace de manera privada, sin respaldo oficial. Es decir, si la empresa y el trabajador llegan a un acuerdo y la indemnización se abona directamente en nómina, Hacienda puede reclamar impuestos años después.

Cómo cobrar la indemnización por despido

Miguel Benito Barrionuevo lo resume de forma tajante: “Si aceptas tu indemnización en nómina, corres el riesgo de tener un susto con Hacienda”. Y no se trata de cantidades pequeñas: en algunos casos, la Agencia Tributaria ha llegado a reclamar miles de euros a trabajadores que pensaban haber cobrado su indemnización de forma correcta. Por eso, insiste en que lo más inteligente es dejar constancia oficial de la indemnización, ya sea en el SMAC (Servicio de Mediación, Arbitraje y Conciliación) o a través de un juicio laboral.

El abogado explica que, si la indemnización queda reflejada en un acta de conciliación o en una sentencia judicial, Hacienda no puede tocar ese dinero. En estos casos, la exención está plenamente reconocida y el trabajador se asegura de que su indemnización llegue íntegra a su bolsillo. Este procedimiento, aunque pueda parecer más largo o burocrático, evita problemas futuros y garantiza que el empleado no tenga que devolver parte de lo percibido años después.

El letrado lanza un mensaje claro: “Las personas inteligentes no pagan impuestos en su indemnización por despido”. En su opinión, aceptar un acuerdo privado puede parecer la vía rápida, pero a medio y largo plazo se convierte en un error costoso. La recomendación es clara: no firmar ni aceptar nada sin asesoramiento legal y sin garantizar que el pago esté reconocido oficialmente.

Además, recuerda que la exención solo aplica hasta el máximo legal establecido. Por ejemplo, en un despido improcedente, el cálculo se hace en función de los años trabajados y el salario, siguiendo la fórmula de 33 días por año trabajado con un tope de 24 mensualidades (o 45 días en el tramo anterior a la reforma laboral de 2012). Si la empresa paga una cantidad mayor a la establecida legalmente, esa parte extra sí estaría sujeta a impuestos. Por tanto, conocer los límites y la normativa es esencial para evitar sorpresas fiscales.

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