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Campo

Todos contra los desperdicios

Industrias y comercios se esfuerzan por evitar que parte de la comida acabe en el cubo de la basura

Desperdicios de alimentos.

España es el séptimo país de la Unión Europea donde más comida se desperdicia. "No hay producto alimentario más caro que aquel que acaba en la basura", afirmaba esta semana el Ministro de Agricultura, Luis Planas, en vísperas del Día Mundial de la Alimentación (16 de octubre), tras recriminar que tres de cada cuatro hogares españoles tiraron comida y bebida en el año 2020, con una media de 31 kilogramos por persona. Eso supone un total de 1.300 millones de kilos.

El máximo responsable de la política agraria se expresaba así al anunciar que el Consejo de Ministros ha dado luz verde al anteproyecto de Ley de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario, que contempla obligaciones para todos los eslabones de la cadena, desde la producción primaria hasta el consumo y que obligará a las tiendas a fomentar la venta de productos "feos, imperfectos o poco estéticos" que estén en condiciones óptimas de consumo, así como a incentivar la venta de alimentos de proximidad, ecológicos y a granel. La norma inicia su desarrollo legal y prevé atajar la pérdida de alimentos con sanciones para quien no cumpla, desde los 6.001 hasta los 150.000 euros.

Según el Ministerio de Agricultura, el 42% de los alimentos desperdiciados en España corresponde a los hogares y un 14%, al ámbito de la restauración. El resto se produce en origen (en el campo), así como en la industria agroalimentaria y, finalmente, en la distribución comercial. Según el informe 'El problema del desperdicio de comida. Un análisis crítico’ , publicado por la EAE Business School, los comercios tradicionales generan hasta un 60% menos de residuos que los supermercados. Los productos que más tiran los ‘super’ son frutas (30,8%), verduras y hortalizas (13,5%) y lácteos (12,6%).

Además, en los últimos años ha aumentado la tendencia de llevarse la comida sobrante de los restaurantes, una práctica de economía circular y que un 66% de los clientes de estos establecimientos confirma hacer. En este sentido, el 87% de los clientes de restaurante considera "un problema real" el desperdicio de comida en este tipo de locales. La mayoría de los restaurantes, según el citado informe de EAE Business School, afirma preocuparse por el aprovechamiento de las sobras alimentarias, tomando iniciativas como permitir que los empleados se las lleven a casa, usarlas para comidas de trabajadores y donarlas a residencias de ancianos o comedores sociales. También, preparar aperitivos para los clientes o nuevas recetas.

Aprovechar todo

Mientras, ¿qué hace la industria agroalimentaria? "Pues apostar por la automatización de líneas de producción, digitalizar procesos productivos, garantizar la seguridad alimentaria de envases y productos, apostar por la economía circular y desarrollar acciones de sensibilización al consumidor. Son aspectos prioritarios para contribuir a reducir el desperdicio de alimentos", explica Andrés Pascual, director de innovación del instituto tecnológico agroalimentario Ainia.

Desde este centro de I+D+i se asegura que la industria trabaja en crear nuevos productos reutilizando el suero de la leche, impulsa la logística circular, convierte subproductos agrícolas en principios activos para la nutrición, cosmética o farmacia, prolonga la vida de los alimentos. Y utiliza el oxígeno para mejorar la producción agrícola y en piscifactorías.

Ejemplos de aprovechamiento de las materias primas hay muchos. Así, la firma Naturae ha empezado a comercializar snacks de fruta cortada y envasada mediante un tratamiento de alta presión. Esa tecnología permite alargar la vida útil de los alimentos hasta 10 veces más, evitando el desperdicio. Mientras tanto, Cerealto Siro ha optado por revalorizar los residuos generados durante la producción de galletas, bollería, pasta y pan de molde con el objetivo de reducir el despilfarro. Para ello, colabora con una empresa de servicios ambientales. Les vende estos residuos para poder transformarlos en pienso para ganado.

Helados Alacant trabaja en la optimización de recursos mediante la mejora de su proceso productivo. A través del proyecto ‘Savecream’ reducirá el volumen de desecho generado en la fabricación de sus helados, optimizando el empleo de las cremas producidas en los arranques, aprovechando y acondicionando éstas para su posterior uso en el proceso productivo.

¿Se lo toma en serio la gran distribución? Según sus dirigentes, la estrategia de la gestión de residuos figura "entre sus prioridades", según constatan las políticas de gestión de residuos de grandes compañías del sector como El Corte Inglés, Mercadona, Consum y Lidl, entre otras.

La cadena de supermercados presidida por Juan Roig cuenta con una política de gestión de residuos apoyada en varios ejes. Uno de ellos es "priorizar la calidad". Para eso, en el caso de las naranjas del servicio de zumo recién exprimido, aunque tienen calidad, por su aspecto o tamaño sería difícil su venta en malla o a granel. Por eso las destina a hacer zumos. Otra estrategia de Mercadona es "convertir lo inservible". La empresa asegura que si algún producto caduca se pone a disposición de ‘gestores autorizados’ para transformarlo en energía, abono o pienso.

Además, apuesta por lo que llama la "liquidación en frescos": los precios (verduras, frutas, pescados...) van en función de la disponibilidad, por lo que si hay mucho de un producto el precio baja para poder venderlo más rápido. Además, Mercadona "ajusta los pedidos a la previsión de venta para evitar la acumulación de productos en las tiendas".

Voluntarias trabajan en el almacén de un banco de alimentos de Valencia. M.A. Montesinos

Bancos de alimentos

Una de las opciones más extendidas entre los ‘súper’ y los ‘híper’ para reducir sus desperdicios es la donación de productos a los bancos de alimentos. Garantizan que no son caducados, que se realizan a diario y se retiran de la venta aunque son aptos para entregarlos a entidades sociales. Solo en la primera mitad de 2021, Mercadona donó 10.000 toneladas de productos en toda España para ONG.

En parecidos términos, Consum trabaja para evitar el desperdicio a través de su programa ‘Profit’ de donaciones. De febrero a agosto de 2021 ha entregado 5.051 toneladas de alimentos, un 24% más respecto al mismo periodo de 2020. Esta cooperativa, para sensibilizar a sus clientes, emite mensajes por la megafonía en sus supermercados sobre la necesidad de aprovechar los alimentos para que no acaben en la basura. Dice que de ese modo promueve la "compra responsable".

El gigante alemán de la distribución comercial Lidl cuenta con un sistema automatizado para realizar los pedidos que abastecen sus tiendas en España y que permiten optimizar las cantidades de mercancía presentes en sus lineales en función de su rotación. Con ello, "se garantiza que los establecimientos tienen siempre los artículos que se venderán, minimizando al máximo el stock de producto sobrante tanto en la sala de ventas como en los almacenes", aseguran fuentes de la compañía. Además, lleva a cabo un control diario de fechas, aplicando entre un 30% y un 50% de descuento en artículos cuya fecha de retirada de sus lineales sea próxima, potenciando así su venta.

El nuevo proyecto de ley establece que todos los agentes de la cadena alimentaria deben contar con un plan de prevención para evitar el despilfarro, e incluir una jerarquía de usos en la que la prioridad es la utilización en alimentación humana a través de donaciones a empresas sin ánimo de lucro o bancos de alimentos. Sin duda, la economía circular es un reto clave para toda la cadena agroalimentaria.

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