El Periódico Mediterráneo

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Empresas

Fábrica de algas de tierra firme

Mediterranean Algae produce vegetales marinos para cosmética y alimentación en tanques controlados

Alejandro Simón, Guillermo del Barco, Silvia Antón y Yago Sierras.

En alimentación son una fuente de proteínas natural que también contiene hierro, vitaminas y otros nutrientes. Sus propiedades las hacen muy apreciadas para el sector de la cosmética, sobre todo ante la creciente tendencia que demanda unas formulaciones más naturales. Y en agricultura pueden ser utilizadas como biofertilizantes, evitando el impacto en el medio ambiente de los productos químicos con la misma finalidad. Entonces, ¿por qué no cultivar algas como se hace con otros vegetales y hacerlo en tanques controlados en tierra firme para evitar posibles problemas de contaminación u otros incidentes que pueden producirse en mar abierto?

Esa es la premisa con la que cuatro emprendedores alicantinos decidieron poner en marcha la empresa Mediterranean Algae, que ya tramita la que sería la primera planta acuícola continental para cultivos exclusivamente vegetales en una finca de Elche, y que confía en escalar su proyecto para conseguir una producción a nivel industrial, con la utilización de las instalaciones de una antigua piscifactoría en desuso en el entorno de las salinas de Santa Pola.

Como explica Yago Sierras, la idea surgió cuando se marchó a realizar parte de sus estudios al extranjero, a China y Taiwan, y aprovechó para viajar por la zona. "Me di cuenta de que aquí prácticamente sólo miramos al mar como un recurso turístico, pero en estos países tiene una relación distinta con este medio. La pesca tiene más importancia y también lo explotaban agrícolamente, con las algas", recuerda.

Regresó con la idea rondándole en la cabeza, pero cuando empezó a indagar concluyó que el Mediterráneo quizá no ofrecía las condiciones más óptimas para una explotación de este tipo y que, además, el cultivo en mar abierto podía enfrentarse a aguas de mala calidad u otro tipo de problemas. Fue así como, primero, recurrió a su amigo de la infancia y biotecnólogo, Guillermo del Barco, con el que empezó a darle vueltas a la posibilidad de cultivar las algas en tanques controlados. Más tarde se sumó al proyecto la oceanógrafa y ecóloga marina Silvia Antón y, por último, el técnico en acuicultura Alejandro Simón.

Gracias a la colaboración del profesor de la Universidad de Alicante Alfonso Ramos consiguieron que la institución académica les permitiera llevar a cabo sus investigaciones en el Centro de Investigación Marina (CIMAR) que comparte con el Ayuntamiento de Santa Pola. Fue allí donde comprobaron la posibilidad de reproducir y hacer crecer las algas fuera del mar para su explotación.

El siguiente paso fue saltar del laboratorio a una prueba piloto a escala real en un tanque de mil litros, que instalaron en la finca de uno de los fundadores en Elche. El mismo lugar donde ahora van a ubicar su primera planta, que ocupará más de 10.000 metros cuadrados. No ha sido fácil, como explica Sierras, ya que ni siquiera existe un procedimiento específico para estas instalaciones, lo que complica los trámites que están realizando.

La firma quiere escalar su producción en una antigua piscifactoría en las salinas de Santa Pola

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Hasta ahora han tirado de recursos propios, pero la intención es abrir una ronda de financiación el próximo año, para la que ya cuentan con varios ‘business angels’ interesados, según afirma su fundador. En el primer semestre del próximo año tienen previsto el lanzamiento al mercado de su primera línea de cosméticos, aunque la idea es convertirse en proveedores para otras industrias de este sector. También preparan su irrupción en el mercado de la alimentación -aseguran que los restaurantes de la zona han mostrado un gran interés- y entrar en el negocio de los fertilizantes.

Pero el proyecto de mayor envergadura y el verdadero salto de la empresa es el que quieren poner en marcha en una antigua piscifactoría en desuso en el entorno de las salinas de Santa Pola, en unas instalaciones de más de diez hectáreas, para lo que ya negocian con los propietarios de las instalaciones y la Administración. Un proyecto que les permitirá multiplicar su producción y que también incluye una parte medioambiental, ya que, al mismo tiempo, pretenden ayudar a regenerar las aguas del entorno utilizando sus algas como filtro. Aunque han investigado diversas variedades, de momento, la producción de la compañía se centra en la conocida como lechuga de mar.

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