Barcelona lleva años inmersa en un proceso de transformación para convertirse en uno de los principales polos mundiales de atracción del sector tecnológico. Detrás de este proyecto está, entre otros, la Mobile World Capital Barcelona, que trabaja para desarrollar su ecosistema emprendedor y abrir así la puerta a nuevas oportunidades económicas.

Para conocer mejor el posicionamiento de la capital catalana, el impacto de la pandemia y sus retos más inmediatos, hablamos con Carlos Grau, director ejecutivo de la fundación.

¿Cuál es la gran fortaleza de Barcelona para ser un 'hub' tecnológico global?

Somos el país con la mejor infraestructura de red de fibra óptica de Europa y la tercera del mundo, eso junto al 5G permitirá mejorar la conectividad en áreas del territorio que no teníamos cubiertas, como el entorno rural. Tenemos mucho talento y excelencia en centros de investigación de distintos campos. Hemos logrado consolidar un ecosistema digital potente y variado: Hay más de 1.500 start-ups en Barcelona, atraemos talento de grandes corporaciones internacionales y con el Mobile World Congress tenemos la capitalidad mundial de las tecnologías móviles. Todo eso ayuda al posicionamiento de la ciudad. Barcelona tiene la oportunidad de ser un referente para impulsar una tecnología más ética e inclusiva, con impacto económico pero también social.

¿Cómo lograr que la transformación digital llegue a todas y no acentúe la discriminación de los más pobres?

Hay una brecha muy importante con la población que no está integrada digitalmente. Darle respuesta es necesario porque sin esa digitalización te quedas fuera de servicios públicos básicos como educación, teleasistencia sanitaria o incluso movilidad, como hemos visto con el carnet epidemiológico para poder ir a conciertos o a otros países. La tecnología es agnóstica. Forma parte de nuestra vida y debemos anticiparnos para aprovechar los cambios positivos que traerá sin dejar a nadie atrás.

Aún así, vemos como crece el modelo de precarización laboral de plataformas emergentes como Glovo.

Esa es una forma de verlo, pero también da oportunidades de inclusión y empleo a mucha gente. Mucha gente que viene de otros países hace de 'rider' como primer trabajo. La oportunidad es detectar esas personas y darles vías para mejorar su formación y tener trabajos más cualificados. Las plataformas pueden generar muy buenas posibilidades, pero hay que evitar el riesgo de una generación de trabajadores precarios. Todo ha ido muy rápido, nade imaginaba que en 2021 un 13% de los trabajos del país dependerían de plataformas.

"Nadie imaginaba que un 13% de los empleos en 2021 dependería de las plataformas"

Entiendo que eso también pasa por revertir la falta de paridad en el sector tecnológico, donde solo entre un 20 y un 30% son mujeres.

Tenemos el reto de promover iniciativas con impacto social, que atraigan a mujeres hacia un sector que quizás hasta ahora se ha visto como para ‘frikis’, de la gente más técnica. Con Digital Future Society estamos sentando las bases para que empresas y administraciones sean más conscientes de ello y sumen fuerzas.

El año pasado Cataluña captó 480 millones en inversión extranjera, un 31% más que el año anterior, y siendo las TIC el principal sector. ¿Ha sido la pandemia una oportunidad para crecer?

Claramente. El golpe de la pandemia ha sido asimétrico, ha perjudicado a sectores como el turismo, la hostelería y el comercio físico mientras que otros como las telecomunicaciones, el entretenimiento, la sanidad o, especialmente, el sector digital se han disparado. En el año más duro de la pandemia, en 2020, el sector generó hasta 15.000 nuevos puestos de trabajo en el área metropolitana de Barcelona. Nunca habíamos tenido cifras así, y se espera que en los próximos diez años el sector digital genere más de 650.000 empleos en España.

Además el ecosistema emprendedor ha crecido. España está rompiendo récords con más de 1.300 millones de euros en rondas de ampliación de capital de las start-ups nacionales y casi un 60% de ellas se producen en Barcelona. Somos un referente, el único estado de la Unión Europea con dos grandes polos (Barcelona y Madrid) en la elite en cuanto a número de empresas emergentes y rondas de inversión.

Carlos Grau, director ejecutivo de Mobile World Capital Barcelona. Joan Mateu Parra

¿Qué hace falta para agilizar la innovación?

El talento es el principal activo del sector, así que necesitamos una mayor formación y resolver los visados exprés para agilizar la llegada de talento de otros países. Necesitamos un trato fiscal adecuado en los pagos en especies como ‘stock options’ (opciones de compra de acciones), muy habitual en las start-ups. Hay que tributar cuando ejecutas esas opciones o vendes, no cuando la recibes. El marco debe ser flexible y favorecer el riesgo que supone la innovación.

"El sector digital se ha disparado durante la pandemia creando 15.000 empleos en España"

Trabajáis para fomentar Barcelona como 'ciudad inteligente' e interconectada, pero eso se logra con los datos de los ciudadanos. ¿No se expone así su privacidad?

Hay que buscar un equilibrio entre la protección de los datos —que garantiza la regulación europea— y su usabilidad. Está bien pensar en vehículos conectados y dispositivos de salud para hacer intervenciones quirúrgicas ‘online’, pero para hacer que la ‘smart city’ sea masiva el gran reto es que la administración sea electrónica y resolver la creación de una identidad digital para los ciudadanos.

¿Es la transparencia la clave con la que la UE debe diferenciar su desarrollo tecnológico del de Estados Unidos y China?

Barcelona y Europa tienen la oportunidad de crear modelos de referencia en la gobernanza de datos. EEUU ha sido pionera en el desarrollo de las redes sociales y la nube, pero ha favorecido un uso comercial de los datos de los ciudadanos. China los ha usado de forma intensiva. El modelo del futuro está en Europa, pues se basa en informar a los ciudadanos para que aprendan cómo usar sus datos de forma más crítica.

El año pasado los expertos de la Digital Future Society alertaron de la necesidad de una mayor protección de los datos en la UE. Pero ya hay una ley y muchas grandes plataformas no la cumplen porque ya les sale a cuenta pagar pequeñas multas. ¿Hay que adoptar medidas más drásticas?

La solución pasa por incluir en la agenda el desarrollo sostenible y social. El sector tecnológico ha sido muy innovador y ha desarrollado proyectos a una gran velocidad. Eso puede dar la sensación que hemos preferido pedir perdón que permiso. La industria y la administración deben anticipar el impacto social de este modelo de negocio. Cada vez más, los mercados y la sociedad penalizarán a las empresas que no tengan un código ético inclusivo. No es solo un tema de sanciones. Hay que resolverlo desde la base, poniendo a la persona en el centro.