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Activos

Cuando el hambre de materias primas te hace ganar dinero

Metales industriales como el cobre o el aluminio se revalorizan por el alza de la demanda en plena revolución digital y verde

Cuando el hambre de materias primas te hace ganar dinero.

La progresiva recuperación de la crisis por el covid-19 y la reactivación del consumo han elevado los precios desde los mínimos del verano de 2020 en las cuatro grandes categorías de materias primas: energía, metales, industriales primarios y alimentarios. Son malas noticias para países importadores, para la industria y en último término, para los consumidores. Todos sufren ya las tensiones de la cadena de suministro. Al mismo tiempo, son buenas noticias para los exportadores netos y para los inversores que apostaron por las materias primas en busca de una mayor diversificación de los rendimientos en sus carteras y de una potencial cobertura contra la inflación, virtudes tradicionalmente vinculadas a estos activos.

Entre los cuatro segmentos, hay uno al que los analistas auguran un "futuro brillante": el de los metales industriales. En el último año, el aluminio ha subido más del 60%, el cobre repunta el 45%, y el níquel y el zinc avanzan cerca del 30% y 40%, respectivamente, según datos a cierre de octubre recogidos por la plataforma Ycharts. Otros, como el acero o el cobalto también se anotan alzas de dos dígitos.

Hay que tener en cuenta que son materias primas cíclicas y que la escalada se ha ido moderando desde octubre, aunque en sus previsiones, los expertos coinciden en que hay diversos factores que van a mantener los precios elevados. "Creemos que están en un peculiar ‘punto dulce’", considera el estratega de mercados globales en eToro Ben Laider, que observa un interés creciente en los inversores

Recursos imprescindibles

Todos ellos son esenciales en el desarrollo de la revolución digital, pero también de la ‘verde’. "El impulso mundial a la transición de los combustibles fósiles a las fuentes de energía que evite un mayor cambio climático es sólo una de las razones por las que los metales industriales clave se convertirán en un recurso aún más valioso", considera Robert Minter, director de ETF Investment Strategy en abrdn.

Este experto plantea que los "grandes planes de gasto en infraestructuras" en todo el mundo harán crecer la demanda de acero, zinc, níquel y aluminio "para todos los edificios, trenes, aeropuertos, turbinas eólicas y coches eléctricos necesarios". Además, prevé que se requerirán "cantidades increíbles de cobre para toda la infraestructura electrónica y eléctrica". En este contexto, al que hay que añadir la dificultad de extracción, Minter espera "precios más altos y escasez", sobre todo de cobre, aluminio, zinc y níquel, porque "no habrá suficiente para todos".

Fabricar un coche eléctrico ‘normal’ precisa 6 veces más de estos metales que un vehículo convencional, y un aerogenerador en tierra usa 9 veces más recursos que una planta de gas natural, según los cálculos de la Agencia Internacional de la Energía. Con un punto de vista estratégico "de largo plazo, las materias primas relacionadas con la transición energética seguirán beneficiándose de los vientos de cola", afirma Jonathan Capelo, asesor patrimonial en Portocolom AV, que ve una ventana de oportunidad en metales como el platino, el paladio o la plata.

Vías de entrada

Existen vías para posicionarse en estas materias primas, aunque es conveniente recordar que existen riesgos asociados a las fluctuaciones de los precios de mercado, los cambios regulatorios, el riesgo crediticio o los tipos de interés, así como el impacto de factores políticos o económicos adversos.

Para un inversor de perfil medio, Ben Laider considera que la inversión en materias primas físicas tiene la ventaja de la exposición directa, "pero puede ser muy volátil, tiene sus propias complejidades y algunas no se comercializan ampliamente". También se puede hacer a través de ETF ligados a las materias primas. Algún ejemplo puede ser el Invesco DB Base Metals Fund Total (de réplica sintética), que registra ganancias del 20% en lo que va de año, o el WisdomTree Industrial Metals, con un retorno acumulado del 30%. 

Otra opción es comprar acciones que se beneficien de las alzas de precios. Por ejemplo, de productores como BHP, Rio Tinto, ArcelorMittal, Glencore o Freeport aunque registran comportamientos diversos en el año: las dos primeras ceden más del 20%, mientras que las tres últimas repuntan entre el 40% y el 50%. "A menudo pagan grandes dividendos y tienen un ‘apalancamiento operativo’, ya que las ganancias suelen elevarse más rápido que los ingresos cuando suben los precios", apunta el estratega de eToro. 

Y para aumentar la diversificación también se puede apostar por fondos que inviertan la mayor parte de su patrimonio en empresas productoras, como el BlackRock Global Funds - World Mining Fund, que avanza el 20% en el año, o el iShares MSCI Global Metals & Mining Producers ETF, con rendimientos acumulados del 14%.

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