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Isabel Vidal, directora general de Focus

Quería impartir justicia pero quedó atrapada en el teatro

Ver jugar a su hija Mireia a baloncesto es de las pocas cosas que consiguen que la directora general de la compañía desconecte del mundo del espectáculo

Isabel Vidal.

Si se tuviera que definir a Isabel Vidal con una cualidad, sería la lealtad; con un momento, el directo de una actividad en vivo y con un deporte, el baloncesto. La directora general de Focus entró a trabajar en la empresa que lidera hace 26 años y sigue hablando de ella con el entusiasmo del que inicia un proyecto nuevo. Es una apasionada del teatro gracias, en gran parte, a su madre Angelina, "un pilar fundamental en mi formación cultural aún sin tener estudios». De ahí que, cuando empezó a ganar sus primeros sueldos, "dinero que tenía, dinero que gastaba en entradas de teatro". 

Nació en el barrio de Gràcia de Barcelona en el año 1971. Estudió en el colegio Sant Josep y, después, en la Salle de Gràcia y decidió licenciarse en Derecho porque "quería ser juez para impartir justicia, era muy idealista".

Para pagarse los estudios, además de las prácticas en los despachos de abogados, empezó a trabajar los viernes por la tarde y los sábados en Telentrada. "En aquel momento -recuerda- el sistema de venta anticipada de entradas eran solo dos: Telentrada, de Caixa Catalunya, y Serviticket, de La Caixa". Para Vidal, la gran ventaja de su nuevo empleo era que, para poder vender los espectáculos, "debía ir a ver todas las obras de teatro y no tenía que pagarlas".

Dos años más tarde, en 1996, mientras atendía en una de las paradas que se montan en la calle el día de Sant Jordi, le ofrecieron hacer una prueba para empezar a trabajar como ayudante en Focus. "Todavía no sé por qué acepté. Eran unas horas de trabajo que no me iban demasiado bien con los horarios de la universidad". Pero dijo que sí y, durante aquella experiencia laboral, Isabel Vidal, descubrió todos los pormenores de un teatro, de los que se enamoró. "Acabé la carrera y ya había decidido que no quería separarme de aquella gente fantástica".

Focus le brindó la oportunidad de prosperar. "Es una empresa que trabaja mucho la promoción interna". De ayudante pasó a responsable de teatros. Como tenía la licenciatura de Derecho, cuando se fue el jefe de personal le ofrecieron cambiar de departamento y de ahí se fue a dirigir recursos humanos. Posteriormente, ejerció como jefa, primero, y directora, después, en el departamento de operaciones. Luego, gerente. Y, finalmente, directora general. "Es decir, toda mi carrera profesional ha estado vinculada a la compañía que me dio una oportunidad. Y es que rápidamente me sentí muy identificada con las personas que lideraban el proyecto y que son el alma de Focus: el presidente Daniel Martínez de Obregón, su esposa Amparo Martínez y Jordi González", argumenta.

De hecho, cada vez que habla del presidente y fundador de la compañía lo hace con especial afecto. "Daniel es una persona que se preocupa porque sus trabajadores progresen, no solo económicamente sino también culturalmente. Con él aprendí a leer más y mejor, y gracias a ese bagaje cultural ahora soy mejor profesional". Según explica, en todo este tiempo "ha habido momentos complicados, en los que todos hemos remado en la misma dirección, y momentos buenos, que hemos celebrado con todo el mundo. Focus es mi segunda familia".

En este sentido, admite que la "hiperdedicación" que ha destinado siempre a su trabajo no habría sido posible sin la comprensión y la ayuda de su marido Ricard. "Me apasiona estar en el directo de las obras y en contacto con los artistas. Es la manera de ver qué debemos mejorar y solucionar. Él lo entendió y se quedaba con nuestra hija Mireia cuando era pequeña".

Entonces y ahora, solo hay una cosa capaz de conseguir que Isabel desconecte del mundo del espectáculo y es el básquet, su otra gran pasión. "Primero iba a ver jugar a mi marido y luego a mi hija". "Es un deporte del que también he aprendido mucho: trabajo en equipo, disciplina y satisfacción".

La directora general del grupo se define como trabajadora, leal, constante y, en ocasiones, demasiado vehemente. "A veces no sólo quiero dar mi opinión sino que también quiero convencer a mi interlocutor y todavía debo aprender que no siempre es necesario", reflexiona.

Después de un cuarto de siglo dedicada a las artes escénicas, Isabel Vidal considera que ir al estreno de una obra de teatro, ver las caras del público y sentir que has contribuido a generar esas emociones, "sigue siendo un momento único".

Un sector agradecido con los espectadores

"Llevamos ya tres temporadas de pandemia, en Navidad sufrimos de nuevo restricciones, y a quien más debemos agradecer el apoyo recibido en todo este tiempo es a los espectadores", asegura Isabel Vidal, que el pasado mes de febrero fue reelegida por unanimidad como presidenta de Adetca, la asociación de empresas de teatro de Cataluña. Desde este cargo -en el día mundial del teatro- reclama a la administración una mejor consideración del sector. "Queremos hablar de proyectos, de planes estratégicos, no solo de dinero. La cultura es el único antídoto contra las barbaridades que estamos viendo en el mundo".

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