Puig y Mazón se ven ganadores

Solo uno puede vencer, pero ambos cuentan con que la calle está de su lado, bien porque quiere continuidad o porque busca cambio. Está en el ambiente, dicen. También aseguran --los dos-- con convicción que no miran hacia el resto de partidos de sus respectivas órbitas a la hora de plantearse el camino y el resultado de las elecciones autonómicas del 28 de mayo (28-M), pese a que la realidad parece situarse en una línea bien distinta:harán falta bloques --con más o menos formaciones-- para poder gobernar con estabilidad, salvo sorpresa mayúscula.

Estas tesis puede que sean de las pocas que comparten los líderes y candidatos a ocupar el Palau de los dos grandes partidos de la Comunitat. El secretario general del PSPV y president del Consell, el morellano Ximo Puig y el presidente del PPCV, el alicantino Carlos Mazón.

En días sucesivos, Puig es quien abrió fuego señalando que las encuestas electorales que maneja su formación les pronostican un apoyo «mucho más grande» que en 2019, y apuntar a renglón seguido que «no hay motivos» para que se produzca un cambio de gobierno a partir del 28-M. «No hay un pulso de cambio» ha afirmado el president socialista, una sensación que relaciona con lo que considera un «clima favorable» creado en la Comunitat.

Horas después, Mazón repitió el mensaje que él y también sus correligionarios populares, en Castellón y allá donde se han manifestado, lanzan a menudo y es que los valencianos «quieren un cambio». En esta línea, el también presidente de la Diputación de Alicante ha aseverado que todas las encuestas y estudios del PPCV se unen a las «sensaciones en la calle» para concluir que su partido «va a ganar las elecciones».

Ganar, además, para gobernar en solitario, objetivo para el que ha pedido un «gran apoyo» a los electores. Carlos Mazón reitera que trabaja para ocupar el ejecutivo autonómico sin pactar con otras formaciones, es decir, sin hacerlo con Vox, aunque no lo exprese de manera abierta, nombrando al partido de Abascal. 

Al mismo tiempo y aunque sin duda ha descontado ya a su favor la caída de Ciudadanos, afirma que no mira las «etiquetas de nadie» ni busca a los que han votado a otros, como es el caso de quienes apoyaban a enseña naranja.

Por su parte, Ximo Puig dice que no está mirando «hacia un lado u otro» y fija el objetivo del PSPV en «situar en el tablero político una opción de mayoría».

En su caso, sí apela a la «responsabilidad de las marcas que son también sus socios en el Botànic e Unides Podem para «sumar en base a un proyecto». 

El resumen de las aspiraciones es un clásico: en elecciones todos ganan y nadie pierde.

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