La gestión de la Generalitat valenciana en materia forestal es nefasta. Es preciso reconocer que nunca ha sido excelente, como desde Fepac-Asaja hemos denunciado en multitud de ocasiones; pero lo de ahora… «clama al firmamento», como dirían los más mayores del lugar.

Y lo peor del todo es el desconocimiento del que, sin rubor alguno, hacen gala nuestros gobernantes autonómicos. El caso más doloroso es el del incendio que tuvo lugar en la Serra d’Espadà durante el mes de julio del pasado 2016 y que, como esta misma semana se informaba a través de las páginas de Mediterráneo, todavía no se ha hecho nada al respecto: los afectados aún no han recibido ninguna de las ayudas prometidas, y tampoco se ha actuado para recuperar el paraje y evitar nuevas catástrofes.

Pero, además, resulta que el Consell no solicitó, y ya no puede hacerlo, las ayudas del Ministerio de Medio Ambiente para estos casos. Y, seguramente, no se pidieron porque no sabían que existían…

Y otra prueba de ese desconocimiento es la campaña contra los incendios forestales que recientemente se ha puesto en marcha bajo el nombre de Stop al foc que es, desde luego, una nueva idea… Una buena idea pero mal programada, porque ya a finales de abril no es época de ponerse a luchar contra los incendios en el campo. Tal y como hemos dicho desde Fepac infinitas veces, «el fuego de verano se apaga en invierno». No basta decir: «Extremad las medidas, cuidado con el fuego (….)» y quedarse ahí, cuando debería añadir: «(...) porque como tenemos el monte hecho un polvorín, cualquier cosa que hagamos en él puede convertirse en un drama para todos». Y es que hay que limpiar los bosques en invierno para evitar los incendios en verano. Eso sería actuar con lógica. Ahora bien, con una planificación adecuada, realizada por los técnicos de montes y en vistas a saber qué queremos de nuestros montes en las próximas décadas.

Necesitamos una política forestal seria, rigurosa y comprometida. Una política programada y ejecutada por profesionales que sepan cuáles son las necesidades de una masa forestal que, por lo menos en nuestra provincia, no deja de crecer. Una política que, además, reconozca el papel de agricultores y ganaderos en la labor del mantenimiento de nuestro entorno natural y en la preservación de los montes y no los incrimine con afirmaciones tales como que los incendios en la provincia están causados por su neglicencia.